La Era de Oro del Cine Mexicano no podría entenderse sin Pedro Infante. Su legado no ha pasado por alto en la cultura popular mexicana que hoy celebra un siglo de “El rey de las rancheras”, uno de los tantos apodos con que fue conocido el actor y cantante sinaloense. La historia lo reconoce por su porte de mariachi envalentonado y rompe corazones de época.
Pedro Infante Cruz nació en Mazatlán, Sinaloa el 18 de noviembre de 1917. Seis años más tarde, su familia se mudó a la ciudad de Guamúchil, en el mismo estado. Su infancia fue pobre pero enriquecedora. Desde niño aprendió carpintería, uno de los oficios que interpretaría de forma natural en una de sus películas más conocidas: Pepe El Toro (1952), cinta que formó parte de una trilogía melodramática junto con Nosotros los pobres (1947) y Ustedes los ricos(1948). Gracias a su padre aprendió música. Pero fue su voz su mayor talento.
En Sinaloa fue parte de varias orquestas con las que cantaba en la radio local. Pero no fue sino hasta 1943 que logró grabar su primer disco llamado “El soldado raso”. Su carrera en el cine empezó un poco antes. En 1939 apareció como extra en una película llamada En un burro tres baturros. Poco a poco, Pedro Infante empezó a ganarse papeles secundarios, hasta que su carisma lo llevó a conquistar protagónicos que marcaron tendencia en el cine mexicano. La figura del mariachi, expuesta en películas como Los tres García (1947) o Dos tipos de cuidado (1952), fue uno de los principales motes que lo condujeron a una fama internacional inevitable.
Su carrera como cantante empató con la actoral. Supo hacer mancuerna entre ambos talentos dentro del propio medio cinematográfico. Pese a que otros actores del Cine de Oro Mexicano intentaron lo mismo, fue Pedro Infante uno de los más destacados. Jorge Negrete y Germán Valdés “Tin Tán” fueron quizá de los pocos actores que lograron seguir con éxito esta manera de hacer cine. En menos de 20 años Infante grabó más 60 películas y aproximadamente 350 canciones.
“El ídolo de Guamúchil», como también era conocido, supo mostrar la vida marginada del México arrabal. La pobreza y las carencias son temas que se encuentran en la mayoría de sus películas; el abuso de las autoridades y de las clases sociales dominantes. Pero también se expresan comportamientos sociales que a la fecha siguen muy arraigadas en la cultura mexicana. Por ejemplo, el machismo y el culto a la figura materna.
En 1956 el actor mexicano ganó el Premio Ariel en la categoría de mejor actor por la película La vida no vale nada (1954). Al año siguiente recibió la misma distinción por Tizoc (1956), una cinta en la que compartió el papel protagónico con María Félix.
Aficionado a la aviación, Pedro Infante encontró su muerte de esta forma a la edad de 39 años, un 15 de abril de 1957. Entre rumores y mitos acerca de su muerte —que van desde el suicidio hasta un posible crimen pasional— el culto a Pedro Infante, a su música y a sus películas, continúa vigente a lo largo de varias generaciones.