En 2020, el cantante Ozzy Osbourne anunció que había sido diagnosticado con la enfermedad de Parkinson, dolencia que se unía a otros tantos problemas físicos que llevaron al intérprete, de 74 años, a pasar reiteradas veces por el quirófano. A finales del año pasado, le cayó otro jarro de agua fría: sus médicos detectaron un tumor en una de sus vértebras, lo extirparon y el artista llegó a temer que pasaría el resto de su vida en una silla de ruedas.
A día de hoy, el líder de la banda de rock Black Sabbath afronta sus contratiempos con una perspectiva más positiva. De hecho, en el último episodio de su podcast, ‘Ozzy Speaks’, el irreverente músico ha revelado que hace tres meses comenzó un novedoso tratamiento de células madre, con el que espera mejorar su calidad de vida y eliminar cualquier atisbo de cáncer.
Esta semana, el artista ha vuelto a pasar por el centro médico para someterse a un nuevo transplante. En sus propias palabras, se le han administrado «tres botellas de células madre» y en noviembre tendrá que repetir el proceso. «Acabo de venir del médico, me han metido células madre», ha explicado. «Lo hice hace tres meses y me tocaba ahora otra vez. Y tengo que volver en seis meses a partir de hoy», añade.
De momento, Ozzy no ha sentido ninguna mejoría significativa, pero está dispuesto a hacer todo lo que esté en su mano para volver a la normalidad y, sobre todo, regresar a los escenarios con fuerza y vitalidad. «La verdad es que, cuando lo recibes, no te sientes tan bien. Pero tampoco sé qué me podría pasar si no lo intento. Pero aparentemente, todo esto que estoy haciendo está muy de moda. Esto que tengo es… Una jodi** súper célula madre, ¿sabes?», apunta.