La modelo brasileña Sabrina Jales St. Pierre ha demandado al hotel Embassy Suites de la cadena Hilton en Palm Desert, California (EE.UU.), donde, según ella, sufrió numerosas picaduras de chinches que le dejaron marcas en la piel durante su estadía en el establecimiento en 2016, informa la transmisora KESQ.
La joven profesional del mundo de la moda, que trabajó junto a grandes marcas como Tommy Hilfiger, Ralph Lauren, Valentino, Versace y Victoria’s Secret, asegura que fue «masacrada» por los insectos y ahora exige una compensación monetaria, así como medidas punitivas contra el hotel.
Una experiencia de pesadilla
«Sabrina comenzó a notar las picaduras después de pasar su primera noche» y, posteriormente, se extendieron a «casi la totalidad todo su cuerpo», detalló el abogado Brian Virag, especializado en el tema, que califica el caso de Jales como el peor que ha visto en sus ocho años de práctica, recoge The Desert Sun.
Brazilian model Sabrina Jales St. Pierre is suing a Palm Desert hotel claiming she was attacked by bedbugs during her 2016 stay
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— KESQ News Channel 3 (@KESQ) June 27, 2018
Al igual que otras víctimas de estos insectos, la joven «sufrió pesadillas» tras esta experiencia, que le dejó un «trauma psicológico» y «un miedo a los chinches» que arrastra hasta hoy en día, asevera el letrado. Asimismo insiste en que el hecho fue especialmente doloroso para la modelo, que debió continuar con su agenda profesional en un lugar infestado de insectos, «porque su cuerpo es su trabajo», de modo que «afectó severamente su carrera», al hacerla sentir «avergonzada y humillada».
El hotel se lava las manos
Las acusaciones de Sabrina Jales y de su abogado son rechazadas por Carlos Mendoza, gerente general del hotel en cuestión, que afirmó que la habitación de la modelo fue cuidadosamente inspeccionada tanto por la administración del establecimiento como por una empresa de control de plagas, sin que se encontrara ninguna evidencia de los insectos. Asimismo, agregó que el hotel accedió a limpiar toda la ropa de Jales mediante lavado en seco, como gesto de la buena hospitalidad.
«El confort y la seguridad de nuestros huéspedes son lo más importante», expresó Mendoza, precisando que, según su experiencia con los chinches, «la gente viaja con ellos y los trae a los hoteles» y una vez es detectada su presencia en el establecimiento, se toman «medidas correctivas».