Chiara Bordi perdió parte de la pierna izquierda en un accidente de moto cuando tenía 13 años. Desde entonces lleva una prótesis que no la detiene. El próximo lunes, con 18 años recién cumplidos, desfilará en la final de Miss Italia.
Es la primera vez en este concurso que una aspirante participa con un miembro artificial. Su ejemplo supone un cambio significativo en un mundo en el que a menudo reinan los estereotipos y los prejuicios. Se presentó para ganar, es obvio, pero sobre todo tiene un objetivo en mente: “derribar barreras”.
“Creo que he roto el hielo para personas que tienen problemas y que no se sienten capaces de mostrarse al mundo como son”, dijo. “Espero hacer ver a la gente que no tengo nada de diferente, soy una persona como todas. Aunque lo haga de modo diferente, soy capaz de bailar, desfilar y hago todo lo que hacen las demás. No me siento menos bella por la prótesis, la veo como una particularidad o como un accesorio más”, añadió.
Para el concurso es una apuesta valiosa. “Es una señal importante tanto para las mujeres como para el concepto de belleza que se amplía, una belleza que hoy no tiene límites. Después de abrir el concurso a la talla 44 y a las madres, se ha derribado una nueva barrera”, explicó Patrizia Mirigliani, organizadora y directora del certamen, que seleccionó personalmente a Chiara.
“Quiero decir al mayor número posible de personas que no se detengan frente a las dificultades y que no tengan miedo de mostrarse como son. Se necesita valor, pero una vez que uno mismo se acepta, es capaz de hacerse aceptar por los demás”, agregó.
La joven modelo Bordi explicó también que ha tenido que luchar “contra las miradas de la gente o contra quien decía que le harán ganar solo por su discapacidad, por compasión”.
Desde muy pequeña, Chiara aprendió a convertir el dolor en un punto de fuerza. Después del accidente, cuando un coche que circulaba en dirección contraria arrolló la moto en la que viajaba de copiloto empezaron para ella nueve meses infernales en el hospital en los que tuvo que someterse hasta tres amputaciones. Cuando salió consiguió volver a caminar con esfuerzo y superación. Practica piraguismo, windsurf y toca la guitarra.
Con 15 años hizo su primera sesión de fotos y a partir de ahí empezó a participar en pequeños desfiles con la intención de desterrar la idea de que “alguien con discapacidad no puede hacer nada”. “Me parecía el mejor modo de hacer ver a las personas que un accidente o una discapacidad no debe frenarte o impedirte hacer ciertas cosas”, concluyó.
Aunque el caso de Chiara, por el momento, es aislado, la meta es que la discapacidad se normalice también en el mundo de la moda y la belleza. Patrizia Mirigliani habla de Giusy Versace, atleta paralímpica, presentadora de televisión y política.
“En Italia en el mundo de la belleza faltaba un símbolo y Chiara ha tenido una fuerza y un coraje añadido, porque ha elegido una competición basada en la estética”, expresó.