La actriz y empresaria Gwyneth Paltrow ha hecho apariciones esporádicas en la gran pantalla durante la última década, básicamente en el universo cinematográfico de la factoría de superhéroes Marvel. Sin embargo, hasta ella misma ha reconocido ahora que su retirada efectiva del mundo del cine se produjo hace casi dos décadas, tras quedarse embarazada de su primogénita Apple, quien tiene 19 años y ya va a la universidad.
El factor clave que la empujó a dejar su carrera interpretativa en un segundo plano fue precisamente el inminente nacimiento de su pequeña, fruto de su extinto matrimonio con el cantante Chris Martin, líder de la banda Coldplay. La artista no estaba dispuesta a tener que compaginar ese trabajo con sus responsabilidades maternales, por lo que decidió centrarse exclusivamente en la crianza de la niña y, dos años más tarde, en la de su segundo hijo, Moses (17).
«Es bastante irónico, porque realmente dejé la actuación cuando nació Apple. La última vez que aparecí en todas las escenas de una película fue cuando estaba embarazada de ella», ha señalado a la revista People sobre su ajetreado año 2002, en el que protagonizó las películas ‘Possession’ y ‘Buscando a Debra Winger’, además de participar en la tercera entrega de ‘Austin Powers’.
«Cuando di a luz, es como si sintiera que todo se redefinió para mí. Y pensé: ‘No sé si quiero seguir con esto, como carrera. Desde luego, no quiero… No voy a estar fuera de casa durante meses'», ha rememorado en su conversación la ahora esposa del productor Brad Falchuk.
En 2008, la oscarizada artista demostró al mundo que sus inquietudes profesionales seguían siendo intensas, pero no en el mundo del cine. Paltrow se volcó en el sector de la belleza y el bienestar con la fundación de su firma Goop, que comenzó como una mera ‘newsletter’ en la que Paltrow recomendaba sus productos y rutinas favoritas: ahora la empresa se ha convertido en todo un referente de la industria, al margen de las burlas o críticas que recibe la artista por algunas de sus iniciativas más extravagantes, como la comercialización de unas veras aromáticas inspiradas en su vagina.