Elon Musk no ha dudado en abrir una ventana hacia su parcela más íntima a fin de disipar cualquier rumor sobre su ya conocido consumo de ketamina. El dueño de la antigua Twitter, ahora llamada X, ha subrayado en su última entrevista que sólo toma esta sustancia por razones estrictamente médicas, y siempre bajo la supervisión y el control de sus médicos.
En tiempos recientes, este fármaco inicialmente concebido como anestésico se usa frecuentemente con fines recreativos. Y en grandes dosis puede provocar alucinaciones, distorsión de la realidad y otros efectos adversos. Sin embargo, en lo que atañe a Elon Musk, su consumo responde únicamente a aquellos momentos puntuales en los que su «estado mental y químico es negativo», es decir, cuando está bajo de ánimo.
El empresario de 52 años, consejero delegado de Tesla, ha rechazado las tesis que apuntan a esta medicación como un factor de riesgo en la dirección de la citada compañía. «Lo que verdaderamente importa es la ejecución. Tesla vale más estos días que el resto de la industria automovilística en conjunto… Así que no está nada mal. Desde el punto de vista de un inversor, si estoy tomando algo, debería seguir tomándolo», ha bromeado a su paso por el programa ‘The Don Lemon Show’.
En cuanto a los entresijos de su estado cerebral, Elon Musk se resiste a admitir que sufre brotes ocasionales de depresión, lo que explica que tome ketamina «sólo de vez en cuando» y siempre con la correspondiente prescripción de su doctor de confianza. En su experiencia, le resulta muy útil a la hora de «salir de este marco mental negativo», del que reconoce, finalmente, que es «parecido a la depresión».
Para zanjar cualquier temor o recelo por parte de los inversores, Elon Musk ha asegurado en el mismo espacio televisivo que su consumo es moderado, ya que de otra forma no podría administrar con diligencia sus numerosos y lucrativos negocios. «No me puedo pasar con las dosis, porque no podría terminar mi trabajo. Y yo tengo mucho trabajo», sentencia.