El príncipe Enrique de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle se han casado este sábado en la ciudad de Windsor, entre grandes fastos y multitudes. El enlace ha comenzado a la una de la tarde. Tras la ceremonia, que ha durado una hora, está teniendo lugar un paseo de los recién casados en carroza por Windsor, la localidad a una hora al oeste de Londres en la que se calcula que han asistido unas 100.000 personas.
Al final del paseo de Meghan y Enrique de Inglaterra, de una media hora, se cerrará el telón y empezará la parte privada de la boda, con un almuerzo ofrecido por la abuela del novio, la reina Isabel II, en el castillo de Windsor y una fiesta de noche en la mansión Frogmore, gentileza del padre del novio.
El arzobispo de Canterbury declaró este sabado marido y mujer al príncipe Harry y la actriz estadounidense Meghan Markle, quienes se convirtieron en los duques de Sussex.
Después de entrar a la capilla de St George sin escolta, la protagonista de la serie televisiva «Suits» -con un largo vestido de blanco inmaculado diseñado por Clare Waight Keller- caminó hasta el centro de la capilla del siglo XV en el castillo de Windsor.
Allí se encontró con el príncipe Carlos, heredero al trono, quien la acompañó hasta al altar.
Tras intercambiar votos de amor y cariño «hasta que la muerte nos separe», Harry, de 33 años y sexto en línea de sucesión al trono británico, colocó un anillo de oro galés en el dedo de Markle.
«En presencia de Dios, y ante esta congregación, Harry y Meghan han dado su consentimiento y hecho sus votos matrimoniales el uno con el otro», declaró el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.
Está familia de reptiles no me importa para nada.