A sus 71 años, Cyndi Lauper sigue siendo la misma artista explosiva y rebelde que revolucionó el pop en los años 80. Pero esta vez, se prepara para cerrar un capítulo: su gira de despedida «Girls Just Wanna Have Fun Farewell Tour».
Comenzó a finales del 2024 con una serie de conciertos en Estados Unidos y Canadá, y ahora continúa su recorrido internacional. La próxima etapa iniciará el 8 de febrero en el Reino Unido, con presentaciones en Escocia, Inglaterra e Irlanda del Norte, y seguirá por Europa del 19 al 28 de febrero, con paradas en Hungría, Polonia, República Checa, Alemania y Francia. En abril, la artista viajará a Australia, donde actuará entre el 2 y el 12 de abril, para luego cerrar su gira en Japón, con conciertos del 19 al 25 de abril.
Con una carrera que abarca más de cuatro décadas y supera los 50 millones de discos vendidos, Lauper dejó una huella imborrable en la música con himnos como Girls Just Want to Have Fun y True Colors. The Times se reunió con la cantante en un restaurante de Nueva York, cerca de su hogar en el Upper West Side, para hablar sobre este emotivo adiós, sus luchas en la industria y su vida marcada por la resiliencia.
“No sé cuánto tiempo voy a poder hacer el tipo de actuación que creo que es la adecuada. Así que mejor hacerlo ahora, antes de que no pueda hacerlo como quiero”, explicó la artista a The Times.
El reto de hacer una gira a los 71 años
Para Cyndi Lauper, salir de gira con 71 años no es lo mismo que cuando tenía 30. Ahora necesita dedicar cinco horas diarias a ejercicios vocales y físicos para asegurarse de que su voz esté a la altura de su leyenda. “Yo era una cantante asesina. Soltaba una moneda y cantaba”, comentó la cantante a The Times. Además agregó que “ahora, tengo que hacer esto solo para poder salir y cantar como un dragón que escupe fuego”.
Uno de los aspectos más difíciles del envejecimiento en la industria musical es la percepción del público y la presión estética. “Estoy un poco gorda para lo que hago. Ya ves lo delgada que está todo el mundo ahora y la ropa no está hecha para chicas grandes”, explicó la estadounidense.
Sin embargo, Lauper no está dispuesta a ceder ante las tendencias del momento. “No quiero llevar faja y que me aprieten como una salchicha cuando canto, y no haré lo de Ozempic”, aseguró la cantante.
Aun así, su motivación sigue intacta. Quiere despedirse de los escenarios con la misma energía que la caracterizó desde sus inicios. “No sé cuánto tiempo más podré hacer este tipo de espectáculos, así que quiero que cada uno cuente”, afirmó Lauper.
Luchas y desafíos en la industria musical
Desde sus inicios, Cyndi Lauper tuvo que luchar para ser reconocida como una artista auténtica. La industria intentó encasillarla, pero ella se resistió. “Querían que fuera la próxima Debbie Harry o cualquier otra cantante famosa, pero yo dije: ‘¡Ya tienes una de esas! Soy Cyndi Lauper’”, recordó con orgullo Lauper.
Esa independencia la llevó a tomar decisiones audaces, como transformar la canción Girls Just Want to Have Fun, originalmente escrita desde la perspectiva de un hombre, en un himno feminista. “Era una canción sobre cómo las mujeres están obsesionadas con el sexo. Yo la cambié completamente. Hice que se tratara de la libertad de ser quien eres y de divertirte sin pedir permiso”, explicó la artista a The Times.
Pero enfrentarse a la industria no fue fácil. “Era muy, muy sexista en aquel entonces. Los tipos de traje pensaban que sabían más que tú sobre tu propia música. Te decían qué hacer, cómo vestirte, qué cantar”, describió Lauper.
A lo largo de los años, su reputación de mujer fuerte le generó conflictos, pero nunca cedió en sus convicciones. “La gente ve todo en blanco y negro, pero yo sé que hay una zona gris. Vivo mi vida allí”, afirmó la cantante.
Décadas después, su visión fue reivindicada. Su álbum Memphis Blues (2010), donde exploró el blues con autenticidad, pasó 13 semanas en el número 1 de la lista de blues en Estados Unidos, demostrando que Cyndi Lauper no era solo una estrella del pop, sino una artista versátil y adelantada a su tiempo.
Infancia difícil y supervivencia
Antes de convertirse en una estrella, Cyndi Lauper tuvo que sobrevivir a una infancia difícil. Creció en un hogar marcado por la inestabilidad económica y la violencia. Cuando tenía nueve años, fue expulsada de la escuela por desafiar a un maestro que afirmó que su madre iría al infierno por estar divorciada.
Tras el divorcio, su madre se volvió a casar, y Lauper sufrió abusos por parte de su padrastro. “Soy una sobreviviente del incesto”, aseveró Lauper sin dudarlo. También añadió que “hubieron tres figuras paternas que abusaron de mí. Uno fue mi padrastro, que era violento con mi madre”.
A los 17 años, decidió escapar. “Me llevé un cepillo de dientes, una muda de ropa interior, una manzana y mi copia de Grapefruit de Yoko Ono”, recordó. Sin un plan claro, se refugió con su hermana Ellen, quien en ese momento ya se había distanciado de la familia tras decir que era lesbiana.
Activismo, legado y un adiós con grandeza
Su historia la convirtió en una activista comprometida. En 2008, fundó True Colors United, organización que apoya a jóvenes LGBTQ+ sin hogar. “El 40% de los jóvenes sin hogar en Estados Unidos son LGBTQ+. Sus familias los rechazan, los echan de sus casas. No podía quedarme de brazos cruzados”, resaltó la artista a The Times.
En 2022, lanzó Girls Just Want to Have Fundamental Rights, enfocada en la salud reproductiva de las mujeres. “Las mujeres deben tener el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. Punto”, afirmó con firmeza.
A lo largo de su carrera, Cyndi Lauper utilizó su voz para desafiar estructuras de poder y visibilizar a los marginados. Y aunque ahora se despide de las giras, su compromiso sigue intacto. “Quiero despedirme a lo grande, ¿sabes? Es un arte quedarse quieta y cantar, y yo no tengo ese talento”, destacó la cantante a The Times, dejando en claro que su energía sobre el escenario siempre fue parte esencial de su identidad como artista.
Su influencia va más allá de la música. Con una carrera que abarca más de cuatro décadas, Lauper dejó una marca en la industria tanto por su estilo único como por su activismo. Fue reconocida con múltiples premios, incluidos dos Grammy, un Tony y un Emmy, y trabajó en causas sociales enfocadas en los derechos de la comunidad LGBTQ+ y las mujeres.