Cillian Murphy es el gran favorito para hacerse este año con el premio Óscar al mejor actor protagonista, según todas las previsiones. Su aclamado papel en la cinta ‘Oppenheimer’, de Christopher Nolan, le ha consagrado como uno de los mejores intérpretes de su generación, tras firmar una sólida trayectoria en series tan populares como ‘Peaky Blinders’ o en películas de la talla de ‘Batman Begins’, ‘Origen’ o ‘Dunkerke’.
Su reconocimiento y prestigio profesional no han dejado de ir en aumento, lo que contrasta con la forma en la que él gestiona su creciente fama. El artista irlandés, de 47 años, siempre ha sido muy celoso de su vida privada y evita en la medida de lo posible la exposición mediática: no tiene redes sociales -en su momento afirmó que era «demasiado mayor» para ese mundo- y sus entrevistas se circunscriben por lo general a los trabajos que tiene que promocionar.
Esta semana, la revista Hello! ha informado de que el artista se dispone a abandonar su casa del norte de Londres, en la que ha vivido casi 20 años junto a su esposa, Yvonne McGuinnes, y sus dos hijos adolescentes: Malachy y Aran. Afortunadamente, la mudanza se verá facilitada por el hecho de que el actor ya posee una enorme mansión victoriana en su Irlanda natal, de cuatro plantas y seis dormitorios, en la que su familia ha venido pasando períodos de tiempo cada vez más prolongados en los últimos años. Dicen sus allegados que su vivienda de Monkstown, a las afueras de Dublín, es el escenario ideal para que el artista pueda dedicarse sin distracciones a la música, su otra gran pasión.
Al parecer, a Murphy nunca le ha gustado especialmente la capital británica, pero tuvo que trasladarse a la gran ciudad en la primera etapa de su carrera para aprovechar todas las oportunidades que le brindaba. Ahora que está plenamente asentado en la industria y, en efecto, se ha convertido en una gran estrella del celuloide, el actor quiere volver a sus raíces para llevar una vida más hermética y contemplativa.
«Cillian es un gran tipo, pero es muy reservado. La prensa, la atención, realmente odia esa parte de ser actor», ha revelado una fuente de su entorno sobre la alergia de Murphy a los focos y a esa mitomanía que envuelve a las estrellas de Hollywood. «No es tan tímido cuando está con su pequeño grupo de amigos, al que está muy unido. Les conoce bien y confía en ellos, es ahí donde puede realmente relajarse», ha explicado.