Cher perdió la virginidad a los 14 años cuando tuvo «sexo por venganza» con el hijo de un vecino.
La superestrella del pop, de 78 años, ha hablado de sus primeros años en California en su nuevo libro ‘Cher: The Memoir, Part One’ y ha revelado que «prestó» su virginidad al chico después de que éste la tratara «como a una niña vergonzosa» delante de sus amigos.
La cantante escribió: «Una familia italiana de nuestra calle tenía un hijo guapo que estaba en el último año del instituto. Se pasaba los fines de semana trabajando en su bólido mientras yo le daba herramientas. Luego venía a mi habitación, nos besábamos, quería que le tomara la otra herramienta y yo le decía que no. Me gustaba más su roadster negro que él. No es que el sexo estuviera lejos de mi mente entonces, ya que las principales conversaciones entre las chicas del colegio eran sobre cómo pasaban los fines de semana tonteando con chicos pero nunca llegaban a la ‘cuarta base’…».
A continuación, reveló que se acostó con «el vecino» como un acto de «venganza» después de que él la abandonara en una excursión con sus amigos.
Cher explicó: «El vecino era bastante dulce cuando estábamos solos, pero en cuanto llegaban sus amigos, me trataba como a una niña vergonzosa. Un día, cuando sus amigos le propusieron ir a Bob’s Big Boy, dijo: ‘Vale, voy por Cher’. Se rieron y dijeron: ‘¿Vas a llevar a esa niña?’, y me dejó plantada. Me sentí tan herida cuando hizo eso, que tuve sexo por venganza con él. Nunca había querido, de lo contrario lo habría hecho alguna de las otras quinientas veces que me lo pidió. Pero estaba tan enfadada por haber sido rechazada que decidí, si no perder, prestarle mi virginidad».
A continuación, admitió que el gran momento fue una «experiencia enormemente sobrevalorada», y añadió: «Le pregunté: ‘¿Ya está? ¿Hemos terminado?’. Luego le dije que se fuera a casa y no volviera nunca más. Quería que se sintiera tan rechazado como él me había hecho sentir a mí. Aunque siguió intentando compensarme, no volví a dirigirle la palabra. De regreso al colegio, informé a mis amigos de que aquello de lo que hablaban constantemente no era para tanto y que debían seguir besándose».