La actriz italiana, de 48 años, fue una de las primeras mujeres del mundo del cine en acusar públicamente al productor de Hollywood de abusos y se convirtió en una figura destacada del movimiento #MeToo antes de que fuera encarcelado por los cargos de violación y agresión sexual.
Ahora, la intérprete ha contado a la revista italiana Sette cómo el hombre, de 72 años, la sigue petrificando aunque esté entre rejas: «Uno permanece atado para siempre a la persona que le hizo daño. Me pregunto cómo es la vida en la cárcel para alguien como él, que lo tenía todo. Estaba rodeado de gente que haría lo que él pidiera. Quizá ahora sea él quien tenga miedo».
Cuando se le preguntó si querría volver a reunirse con Weinstein, la actriz añadió: «No aceptaría (verle): todavía me aterroriza. Durante mucho tiempo, viví con ansiedad cada vez que me lo encontraba en eventos. El hecho de que esté encerrado me tranquiliza».
A pesar de haberse convertido en una de las protagonistas del movimiento #MeToo que estalló a raíz del caso Weinstein, Asia ha arremetido contra él por haberse convertido en una «picadora de carne» que derivó en una «caza de brujas».
«Empezó como un movimiento puro, luego la picadora de carne se apoderó de él. Caza de brujas en los medios de comunicación, persecuciones a través de tuits y hashtags: en Estados Unidos, todo esto es increíblemente fuerte», indicó Asia.
Y añadió: «La cultura del cancel me parece aterradora: de denunciar las fechorías de criminales como Weinstein, que violaban impunemente a chicas, hemos pasado a cancelar a personas que tienen conductas sexuales poco impecables. Pero, ¿quién lo hace realmente? Yo, desde luego, no. Se ha convertido en un interés obsesivo por la vida sexual de la gente».
Pero la madre de dos hijos indicó que el movimiento tiene cosas positivas: «Para las nuevas generaciones, como la de mis hijos, hay una mayor comprensión de los temas relacionados con la violación, el acoso y el consentimiento. Eran temas de los que no se hablaba cuando yo era joven. Sin embargo, Estados Unidos lo ha llevado todo a un extremo mortal, convirtiéndolo en un lío que simplifica demasiado las cosas. Un falso nuevo puritanismo que también humilla la cultura, el arte y la música. En el cine, la sexualidad ya no puede retratarse en toda su complejidad. Tengo el deseo de destruir todo esto».