El actor de 38 años ha revelado que se compró una camioneta GMC como regalo de Navidad y que la «ama intensamente», pero ha decidido cambiarla por un auto híbrido «diminuto» porque le cuesta demasiado.
En un video publicado en Instagram, mostró su querido vehículo y explicó que lo pone a la venta.
Armie dijo: «Regresé a Los Ángeles hace un par de semanas, esta es mi camioneta. Me la compré en 2017 como regalo de Navidad para mí. Amo intensamente este auto y lo he llevado a acampar y a través del país múltiples veces y en largos viajes por carretera, y lo llevé para un último viaje por carretera a CarMax [tienda de autos usados]. Esto no es un anuncio de CarMax. Esto es porque estoy vendiendo mi camioneta. Desde que volví a Los Ángeles, he gastado unos 400 ó 500 dólares en gasolina, y no puedo permitírmelo. Ya no puedo pagar la gasolina».
La estrella de ‘Muerte en el Nilo’, que tiene a su hija de nueve años, Harper, y su hijo de siete, Ford, con su ex esposa, Elizabeth Chambers, admitió que tiene buenos recuerdos de la camioneta, pero desea empezar de nuevo.
Y añadió: «Quiero decir, esta camioneta, llevó a los niños a casa desde el hospital y todas esas cosas. Viajes increíbles, pero saben qué, está bien. Tengo un coche nuevo. Es pequeño. Es un híbrido. Probablemente voy a poner unos 10 dólares de gasolina en él al mes y eso es todo. Brindo por los nuevos comienzos. Mañana es mi cumpleaños».
Armie insistió en que pasará su cumpleaños «con un coche nuevo, en un apartamento nuevo, en una vida nueva en Los Ángeles».
La noticia llega después de que el ex actor admitiera recientemente que su carrera en Hollywood implosionó tras verse afectado por una serie de acusaciones en 2021, que incluían abuso emocional, manipulación y violación, y la infame acusación de que albergaba fantasías de canibalismo.
El intérprete, que negó las acusaciones en su contra, explicó la caída de su carrera durante una aparición en el podcast ‘Painful Lessons’: «Me mató, mató mi ego, mató a toda la gente a mi alrededor que creía que eran mis amigos y no lo eran… toda esa gente, en un instante, desapareció. Pero los edificios seguían en pie. Todavía estoy aquí, todavía tengo salud, y estoy muy agradecido por ello».