El presidente de Venezuela Nicolás Maduro decretó este domingo que Caracas y sus dos estados vecinos, así como el fronterizo Bolívar, estarán bajo “cerco sanitario” esta semana para frenar la expansión de el COVID-19, lo que implica, entre otras cosas, que se declaren “en emergencia” y abran “nuevas capacidades hospitalarias”.
“Vamos a declarar un cerco sanitario y una flexibilización limitada y parcial en la región capital y en el estado Bolívar”, dijo Maduro durante un acto en el que mencionó que en Caracas y sus alrededores ha habido un incremento de casos por la llegada de la variante brasileña del nuevo coronavirus. “Esa variante llegó aquí a Venezuela y bueno hay que cuidarse”, dijo el líder chavista.
El sureño estado Bolívar, fronterizo con Brasil, es otro de los estados donde ha sido detectada la nueva mutación y a él llegará, también este lunes, un hospital de campaña para atender la situación, según explicó el mandatario.
Maduro añadió que “ha ponderado” una propuesta de la comisión presidencial para que algunos estados entrasen de nuevo en cuarentena radical, pero aseguró que ha optado por “mantener el plan 7+7, con una variante”.
Ese plan consiste en una semana de cuarentena, seguida por otra de flexibilización parcial de la economía.
La variante introducida al 7+7 es el decreto de un “cerco sanitario” con “una flexibilización limitada y parcial en la región capital”, así como en Bolívar.
“Sí que se decreta, a partir de mañana, para esto, siete días de una flexibilización parcial, limitada, con cerco sanitario total sobre Caracas, La Guaira, Miranda y Bolívar”, subrayó.
Los estados La Guaira y Miranda albergan parte del área metropolitana de Caracas. El primero de ellos, además, tiene el aeropuerto de Maiquetía, que sirve a la capital.
Al parecer, la variante es más contagiosa y estaría “provocando reinfecciones, porque justamente la variante no reconoce las protecciones que ya generó el cuerpo” en los pacientes recuperados de COVID-19, destacó la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Posteriormente, y tras hablar con la alcaldesa de Caracas, Erika Farías, aseguró que deben “estar preparados” y, por eso, ha tomado la decisión de “la declaratoria de un cerco sanitario y de salud especial”.
“(Eso) implica, precisamente, declararnos en emergencia para abrir nuevas capacidades hospitalarias en Caracas, en Miranda, en La Guaira, en Bolívar y tener, sobre todo, capacidades de cuidados intensivos, preparados para atender a todos los pacientes, pero, sobre todo, a los pacientes graves”, destacó el mandatario.
También dijo que las autoridades venezolanas no pueden “dejar que avance” el COVID-19, por lo que deben estar “uno, dos, tres o cuatro pasos adelante en la capacidad hospitalaria, de cuidados intensivos, de tratamiento y de medicamentos”, entre otras cosas.
Maduro también dijo que “la clave de todo esto” es “romper las cadenas” de contagio.
La detección de la variante se confirmó el 4 de marzo después de dar inicio al proceso de vacunación a mediados de febrero, luego de que llegara al país el primer lote de 100.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik V. Venezuela también recibió 500.000 dosis de la vacuna Vero Cell de la empresa estatal china Sinopharm, donadas por Beijing.
Un segundo lote de 100.000 dosis de Sputnik V arribó posteriormente al país, lo que representa el 2% del total de 10 millones acordadas inicialmente en diciembre entre los gobiernos de Caracas y Moscú. Se prevé que Venezuela esté en condiciones de desplegar una campaña de vacunación masiva a partir de abril.
En Venezuela –donde el coronavirus no ha azotado con tanta fuerza como en otros países sudamericanos como Brasil, Colombia y Perú– se contabilizan más 145.900 casos positivos y 1.437 fallecidos, según cifras oficiales del régimen.
Los expertos sostienen que el bajo número de casos respecto a otros países de la región, más allá de la adopción temprana de la cuarentena se debe en buena medida al aislamiento que vive el país después de años de crisis política, económica y social.