Las aerolíneas estadounidenses United Airlines y Alaska Airlines informaron este lunes del hallazgo de “componentes sueltos” en algunos de sus aviones Boeing 737 MAX 9 durante las inspecciones preliminares ordenadas después de que un aparato de ese modelo perdiera una ventanilla en pleno vuelo.
Los descubrimientos se producen mientras la Administración Federal de Aviación (FAA) sigue investigando qué causó el viernes la explosión de un componente denominado tapón de puerta en un avión de pasajeros de Alaska Airlines, que le obligó a aterrizar de emergencia.
United ha “encontrado casos que parecen estar relacionados con problemas de instalación en el tapón de puerta, por ejemplo, tornillos que necesitaban un apretón adicional”, dijo la compañía.
Con 79 aviones MAX 9, United posee la mayor flota de la aeronave en cuestión
Horas más tarde, Alaska Airlines anunció que su personal había descubierto que “había componentes sueltos visibles en algunos aviones”.
AeroMexico, que suspendió 19 aviones, dijo también el lunes estar en su “fase final” de inspecciones y agregó que esperaba que todos los MAX 9 de su flota “vuelvan a operar en los próximos días”.
El panel que se desprendió en pleno vuelo hizo resurgir cuestiones de seguridad en momentos en que el fabricante contaba con recuperar su reputación. Las acciones de Boeing en la bolsa cayeron más de 8% y presionaron al índice Dow Jones.
El viernes, el vuelo 1282 de Alaska Airlines despegó del aeropuerto de Portland y poco después la tripulación informó de un “problema de presurización”, según la FAA.
El avión regresó rápidamente a Portland. Imágenes publicadas en las redes sociales mostraron un enorme agujero donde había estallado el panel lateral, con máscaras de oxígeno de emergencia colgando del techo.
Los inspectores se mostraron agradecidos de que el incidente no resultara en víctimas fatales o heridos de gravedad.
“Inspecciones reforzadas”
El lunes, la FAA anunció la aprobación de una hoja de ruta para nuevas inspecciones incluyendo los seguros, componentes y elementos de fijación de las puertas laterales.
“Las aeronaves Boeing 737-9 permanecerán en tierra hasta que los operadores completen las inspecciones reforzadas”, dijo la FAA en la red social X.
Las autoridades de la aviación civil pidieron que las aerolíneas cumplan con nuevos protocolos de inspección para las naves con configuraciones similares a la del 737 MAX 9.
Mientras avanzan las investigaciones, analistas han apuntado que el fallo puede deberse a un defecto de control de calidad o de fabricación.
Boeing ha entregado hasta ahora unos 218 aviones 737 MAX, según informó la compañía a la AFP.
El área del avión afectada en el incidente fue el tapón de una puerta, un panel usado para sellar una salida de emergencia innecesaria en aviones con configuraciones de asientos más pequeñas.
Otro revés para Boeing
El panel de la puerta que se desprendió fue hallado por un profesor de escuela en el patio de su casa en Oregon, oeste de Estados Unidos.
Según pasajeros citados por la prensa estadounidenses, a un adolescente que iba sentado en la fila del incidente la descompresión le arrancó la camisa, causándole heridas leves.
Este incidente “revela un importante desafío cultural” en el seno de Boeing, según Richard Aboulafia, director de la consultora AeroDynamic Advisory.
“Tienen que cambiar”, dijo el analista. “No pueden tambalearse de crisis en crisis”.
El incidente es el último revés para el fabricante, en particular sobre el 737 MAX.
Los peores fueron dos accidentes -de un vuelo de Lion Air en octubre de 2018, y de un vuelo de Ethiopian Airlines en marzo de 2019- que causaron la muerte de 346 personas en total.
Los aviones 737 MAX de Boeing estuvieron en tierra en todo el mundo durante 20 meses tras una prohibición después de estos siniestros.
A última hora del domingo el presidente ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, fijó una reunión de seguridad con todos los empleados para el martes en la fábrica de la compañía en el estado de Washington, y canceló una cumbre de la dirección.
Analistas de la industria consideraron que el asunto parecía ser un problema de control de calidad más que un tema de diseño que pueda requerir una revisión de los aviones.
Pero incluso si el impacto financiero directo queda contenido, el incidente marca el peor episodio de un problema de seguridad en vuelo desde los mortales accidentes del MAX en 2018 y 2019, y Boeing podría enfrentar demoras en las aprobaciones gubernamentales de nuevos aparatos o de las reparaciones propuestas, estimaron analistas.