El pueblo de Tlul, ubicado en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, quedó inundado por el derrumbe de una represa de tierra a consecuencia del potente terremoto que sacudió el país este lunes y se cobró la vida de miles de personas.
La mayoría de los habitantes tuvieron que refugiarse en pueblos cercanos, ya que sus hogares quedaron parcialmente sumergidos en el agua. Mientras tanto, tanto las calles como los campos de trigo y frijoles quedaron completamente inundados.
«La presa se derrumbó a causa del terremoto», explicó Louan Hamadeh, uno de los lugareños que a pesar de las circunstancias optó por quedarse en Tlul, separado de Turquía solo por el río Orontes. «Todos se fueron excepto unos pocos jóvenes», agregó.
«Nuestra situación es dramática, mire toda el agua que nos rodea», lamentó Hamadeh.
A su vez, Firas Aziz Hawash, otro vecino, precisó que unas 500 familias habían sido desplazadas por las inundaciones.
«El agua ya está en las casas, ya no queda nadie en el pueblo», afirmó. «Ya no puedes vivir allí. Es una tragedia», reiteró.
Otro habitante de Tlul, Abdelrahmen al-Jassim, comentó que tras el terremoto se habían formado unas grietas en la presa y los vecinos de la localidad intentaron fortificarla con sacos de arena.
Sin embargo, las fuertes lluvias de la semana pasada hicieron crecer el río y este jueves el agua marrón turbia entró en las casas y cubrió los campos.
Aparte de generar inundaciones, el devastador terremoto mató entre 35 y 40 personas en el pueblo, afirmaron tres lugareños, y dejó una gran parte de los edificios dañados o destruidos.
Desde el Ministerio de Salud sirio, citado por la agencia SANA, informaron que el número de muertos en el país asciende a 1.347 y el de heridos a 2.295. Según los datos de AP, en total en Siria, incluyendo tanto las zonas controladas por el Gobierno como por los rebeldes, se tiene constancia de más de 3.100 muertos y más de 5.000 heridos.
