Los legisladores que investigan la asonada contra el Capitolio de Estados Unidos expusieron este jueves los «descarados» esfuerzos de Donald Trump para convertir al Departamento de Justicia en su bufete legal «personal» con el fin de anular las elecciones en las que fue derrotado por Joe Biden.
En la quinta audiencia de su investigación sobre los mortales disturbios del 6 de enero de 2021, el panel de la Cámara de Representantes detalló la presión de Trump sobre funcionarios como parte de su campaña para reclamar falsamente que la presidencia le fue robada mediante un fraude electoral generalizado.
«Donald Trump no solo quería que el Departamento de Justicia investigara, quería que lo ayudara a legitimar sus mentiras, que sin sustento calificara la elección como corrompida», dijo el jefe del comité Bennie Thompson.
El comité escuchó a Jeffrey Rosen, quien se convirtió en fiscal general después de que Bill Barr renunció, y quien rápidamente se halló en el centro de los esfuerzos de Trump para minar la confianza en las elecciones.
Llamaba al fiscal general casi a diario
Resaltando la intensa presión de Trump hacia el departamento, Rosen dijo que el presidente lo contactaba casi diariamente desde finales de diciembre de 2020 y comienzos de enero de 2021.
«En una ocasión, planteó la posibilidad de tener un consejero legal especial para el fraude electoral. En otras ocasiones, sugirió que me reuniera con su jefe de campaña, el señor (Rudy) Giuliani», dijo Rosen.
«En otro momento, planteó si el Departamento de Justicia elevaría una demanda en la Suprema Corte. En un par de coyunturas, hubo preguntas sobre hacer comunicados públicos o sobre llevar a cabo ruedas de prensa».
Denuncias sin pruebas
El Departamento de Justicia recibió una avalancha de denuncias de fraude, pero Rosen dijo que no les presentaron pruebas a los funcionarios.
En ese momento, Trump inició el ascenso de un funcionario de rango medio del departamento que era poco conocido, llamado Jeffrey Clark, quien sí abrazaba las teorías del presidente saliente.
Durante la audiencia se habló de que Clark preparó una carta para la Asamblea del estado de Georgia en la que declaraba que el departamento había hallado evidencia de un fraude electoral generalizado, pero otros funcionarios se negaron a firmarla. Otras cartas dirigidas a otros estados también se prepararon.
El abogado de Trump en la Casa Blanca, Eric Herschmann, le dijo al comité a través de un testimonio en video que le informó a Clark que su plan equivaldría a «cometer un delito».
Rebelión en la Oficina Oval
Trump consideraba posesionar a Clark como fiscal general en reemplazo de Rosen y así lograr que revocara la conclusión oficial de que no había evidencia de fraude, lo que le permitiría dar vuelta a la elección.
Pero Trump fue obligado a retroceder en su intento mediante una rebelión entre la cúpula del departamento, en una reunión el 4 de enero en la Oficina Oval de la Casa Blanca que fue descrita en detalle por los testigos.
Rosen, su adjunto Richard Donoghue, otro funcionario de alto rango llamado Steven Engel y el consejero de la Casa Blanca Pat Cipollone amenazaron con renunciar en masa, advirtiendo que se llevarían consigo a fiscales federales, si Trump seguía adelante con su plan.
En medio del interrogatorio en vivo, Donoghue confirmó que repelió a Trump cuando el entonces presidente le insistió en que el departamento podría simplemente «decir que la elección fue corrompida», y «déjenme el resto a mí».
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