La victoria de este martes de Donald Trump en New Hampshire, el primer estado que realiza elecciones en el marco de las primarias del Partido Republicano fortalece a niveles pocas veces visto a un candidato para quedarse, apenas comienza el ciclo electoral, con la candidatura de su partido.
La semana pasada Trump también había ganado los caucus de Iowa y de los 13 rivales que en algún momento tuvo, solo le queda una: la ex gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley. Un dato histórico demuestra la fortaleza de su candidatura: todos los republicanos que salieron victoriosos en esos dos estados que eligen históricamente primero, luego fueron los nominados para la presidencia por el partido.
Además, su performance en estos dos primeros estados es mucho mejor a la que él mismo tuvo en las elecciones de 2016 cuando llegó a la Casa Blanca. En New Hampshire había ganado con el 35% y en Iowa quedó segundo después de Ted Cruz en ese año.
Sin embargo el ex presidente se mostró molesto al dar su discurso de victoria. Trump quiere que Haley se baje de su candidatura como hicieron el resto de sus rivales, de forma de poder concentrarse desde ya en la contienda con el presidente Joe Biden.
Los datos de este martes muestran esta importante victoria de Trump. Pero como siempre, todo hecho puede tener dos lecturas. Y hay algunos datos de este martes que ilusionan a Haley, pese a que sufrió una segunda derrota consecutiva. El más importante es que la diferencia que tuvo en la derrota de New Hampshire fue mucho más corta que como la proyectaban todas las encuestas. Si bien falta que el conteo avance, se estima que la diferencia será del entorno de los 10 puntos
La teoría que Haley ya había esgrimido durante todo el martes en las entrevistas que dio mientras los centros de votación estaban abiertos, es que su proyección es ir de menos a más. Que ahora que la carrera es de a dos, luego que el domingo se bajara de la contienda el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ella buscará acaparar todo el voto anti Trump.
La teoría que Haley ya había esgrimido durante todo el martes en las entrevistas que dio mientras los centros de votación estaban abiertos, es que su proyección es ir de menos a más. Que ahora que la carrera es de a dos, luego que el domingo se bajara de la contienda el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ella buscará acaparar todo el voto anti Trump.
El segundo dato que ilusiona a la campaña de Haley está relacionado con ese punto pero no lo dieron las urnas, sino las encuestas de salida que muchos medios realizan a los votantes: Trump en New Hampshire ganó con comodidad entre los votantes que están registrados como republicanos. Pero entre los que votaron pero no están registrados en ningún partido, ganó la ex embajadora, con casi dos tercios apoyándola.
Es allí donde Haley quiere centrar la campaña hacia adelante: mostrarse como quien puede frenar a Trump. Y esta noche, en el discurso que dio luego de conocidos los resultados lo dejó muy claro.
En más de una oportunidad de su discurso habló del “caos” que genera Trump y cómo ella puede ser una alternativa a eso.
Haley deja claro que seguirá
Durante todo el martes, Haley debió contestar si seguirá en la carrera no si sufría una derrota. En su discurso de la noche, donde sin decirlo reconoció la derrota en New Hampshire, la ex gobernadora insistió que seguirá.
Dijo que este es el primer estado en votar, pero que aún quedan muchas elecciones por delante. La próxima, además, será en su estado: Carolina del Sur.
“Soy una luchadora”, dijo Haley. Dijo que su enfrentamiento con Trump “no es personal” y recordó que votó dos veces por el ex presidente.
“Estoy de acuerdo con muchas de sus políticas, pero estoy preocupada por el futuro”, dijo. Habló sobre la “negatividad y el caos” que rodea al expresidente y también fue crítica de su partido. “Tenemos un congreso que pelea sobre todo y no logra nada”, agregó.
Anuncios de una campaña más dura
El estilo de Trump es conocido: muy agresivo hacia sus rivales, a los que ridiculiza y ataca sin piedad. Como dijo DeSantis la semana antes de bajarse, los obliga a “besarles el anillo”, algo que el gobernador de Florida terminó haciendo el domingo.
Con Haley busca lo mismo y también la ha atacado. Pero hasta ahora, todos sus rivales republicanos eran cuidadosos en los dardos al expresidente, dada la alta popularidad que tiene entre los republicanos.
Haley empezó a cambiar ese tono y empezó en los últimos días a pegarle duramente al expresidente. Este martes en su discurso profundizó en ese camino. En medio de críticas al presidente Joe Biden, a quien sus rivales lo acusan por su edad de no estar apto mentalmente para dirigir al país, Haley sumó a Trump a la misma lista.
Es que la semana pasada, en un acto, el ex presidente la confundió con Nancy Pelosi. Al querer criticar a la congresista demócrata por una supuesta “falta de seguridad” en los episodios del 6 de enero, dijo que era Haley la encargada de ello.
La ex gobernadora aprovechó ese lapsus de Trump para decir que las personas mayores de 75 años que postulan a un puesto como ese debería realizarse algún test mental.
Pero Trump, en su discurso de victoria, también mostró cómo no aflojará en su tono confrontativo con Haley. “Ella habló como si hubiera ganado, pero no. Perdió”, dijo.
Trump recordó también como en Iowa Haley salió tercera.
“No dejemos que alguien tome una victoria cuando tuvo una muy mala noche”, dijo Trump.
Vamos Trump