El expresidente de Estados Unidos Donald Trump se entregó este jueves en una cárcel del condado de Fulton, en Georgia, donde inició el proceso previo al encausamiento para responder a los cargos en su contra por supuestamente intentar revertir las elecciones en ese estado.
Es la cuarta vez que Trump se pone a disposición de la justicia en casos separados en menos de un año, pero es la primera en la que estos procedimientos iniciales tienen lugar en una prisión, donde volvió a hacer historia nuevamente al convertirse en el primer exmandatario en la historia del país al que se le tome una foto policial.
Las autoridades judiciales del condado de Fulton insistieron en que no otorgarían dispensas especiales a ninguno de los 19 coacusados en el caso, lo que incluye la toma de huellas dactilares y una foto.
En total el proceso de fichaje dentro de la cárcel tardó poco más de 15 minutos.
Cuando se disponía a embarcar en su avión privado, para volar de vuelta a Nueva Jersey, en declaraciones a la prensa al pie de la escalerilla, Trump volvió a reiterar, sin base, que las elecciones de 2020 le fueron robadas e insistió en su derecho a desafiar los resultados de los comicios, que le dieron la victoria al demócrata Joe Biden.
“Lo que ha ocurrido aquí es una parodia de la justicia. No hicimos nada malo. No hice nada malo (…) Tenemos todo el derecho, todo el derecho, a impugnar una elección que consideramos deshonesta”, aseguró el exmandatario en referencia a los cargos de asociación ilícita y conspiración que enfrenta en Georgia.
Donald Trump ha repetido en numerosas ocasiones que fue víctima de un fraude electoral masivo en los comicios de 2020. Ni las autoridades han encontrado pruebas, ni el equipo del republicano las ha aportado.
El exmandatario, cuyas alegaciones fueron desmentidas por autoridades federales y locales, así como desestimadas por más de cincuenta tribunales repartidos por todo el país, argumentó que no era «posible» que hubiera sufrido una derrota en las elecciones del 3 de noviembre de 2020 cuando obtuvo más votos que en los comicios de 2016, frente a la entonces candidata demócrata, Hillary Clinton.
Una visita fugaz
Trump viajó en su avión privado desde su residencia en Nueva Jersey hasta Atlanta, donde se encuentra la prisión, situada en un área residencial de Atlanta, para cumplir con el protocolo tras acordar, en un trato negociado por sus abogados, que pagará una fianza de 200.000 dólares para esperar la celebración del juicio en libertad, al tiempo que se comprometió a no intimidar a ninguno de sus 18 coacusados o testigos en el caso.
Como es usual en los procedimientos de este tipo, el exmandatario solo tendrá que abonar el 10 % del monto fijado.
Fuertemente custodiada, la caravana del expresidente entró por la entrada con menos personas congregadas fuera, por la calle Jefferson. En la vía principal de acceso a la cárcel, en la Rice Street, muchos de sus simpatizantes se quedaron con las ganas de ver un atisbo de Trump aunque sea de lejos.
“Mi sueño era conocerlo aunque fuera de lejos y ahora no lo voy a poder hacer”, dijo una seguidora del exmandatario a la Voz de América en las afueras de la penitenciaría.
Otros mantienen su optimismo. “Este país está temblando. No estoy decepcionado porque yo vine a mostrar mi apoyo”, afirmó por su parte el lugareño JR.
“No estamos decepcionados, todos somos amigos y vinimos a divertirnos”, aseguraban desde un grupo que esperó desde horas de la mañana la llegada de Trump..
Finalmente, Meadows también fichado
Antes de Trump, su exjefe de gabinete Mark Meadows, también se entregó a las autoridades de Georgia, como uno de los coacusados en el proceso, al igual que hizo un día antes, el exabogado personal del expresidente y antiguo gobernador de Nueva York, Rudy Giuliani.
En un principio, Meadows habían intentado evitar su entrega en Georgia solicitando que su caso pasara a un tribunal federal, apelación que fue finalmente rechazada esta semana.
Como ya sucedió antes Nueva York, Miami y Washington, decenas de personas se reunieron en las afueras de la conocida como cárcel de Rice Street para demostrar su apoyo o rechazo a Trump, una de las figuras más polarizantes en un ya de por sí dividido EEUU.
Los manifestantes de uno y otro lado acudieron con coloridas pancartas y disfraces, casi en una competencia por ver quién llamaba más la atención. A pesar de intercambios ocasionales de palabra, no hubo enfrentamientos físicos entre simpatizantes y detractores.
Al acercarse el momento de la llegada de Trump, las cercanías de la prisión fueron desalojadas y el perímetro de seguridad marcado por la policía se estrechó.
El exmandatario, quien se convirtió este miércoles en el gran ausente en el primer debate de las primarias presidenciales republicanas, ha criticado repetidamente los procesos legales que enfrenta como una «cacería de brujas».
Trump, favorito para ganar la nominación de su partido a las elecciones de 2024, aseguró que siente sus problemas legales son más llevaderos por su alto puesto en las encuestas entre los votantes republicanos, entre quienes acumula el 55,4 % de respaldo, según datos de RealClearPolitics.
«El público ve que es un fraude», dijo el expresidente en una entrevista trasmitida en la red social X, antes Twitter, al mismo tiempo que transcurría el debate republicano en Milwaukee.
Al expresidente se le acusa en Georgia de cargos como asociación ilícita y conspiración, tras una investigación de más de dos años liderada por la fiscal del distrito del condado de Fulton, Fani Willis.
Aunque Willis había solicitado inicialmente que se aprobara la fecha de comienzo del juicio para marzo de 2024, este jueves formuló una nueva petición para adelantarlo a octubre próximo.