La tormenta tropical Beryl avanzaba el sábado hacia el sureste del Caribe y podría convertirse en el primer huracán del año antes de llegar a Barbados a última hora del domingo.
El Servicio Meteorológico de Barbados activó una alerta por huracán para la isla y advirtió de posibles inundaciones repentinas y cortes de electricidad.
Beryl podría ganar fuerza hasta convertirse en un meteoro de categoría 2 antes de llegar a Barbados, donde se prevé que su vórtice pase a unos 45 kilómetros (26 millas) al sur de la isla, explicó Sabu Best, director de la agencia meteorológica.
El sábado, Beryl estaba a unos 1.570 kms (975 millas) al este-sureste de Barbados con vientos máximos sostenidos de 95 km/h (60 mph), y avanzaba en dirección oeste a 33 km/h (21 mph).
“Tenemos que estar preparados», dijo la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, en un mensaje a la nación el viernes por la noche. “Ustedes y yo sabemos que cuando ocurren estas cosas, lo mejor es prepararse para lo peor y rezar por lo mejor».
El país acoge a miles de personas con motivo de la final de la Copa Mundial de Críquet T20, que enfrentará a India y Sudáfrica el sábado en la capital, Bridgetown, agregó la mandataria.
Beryl es la segunda tormenta con nombre en lo que se prevé será una temporada de huracanes muy activa y que se extiende desde el 1 de junio al 30 de noviembre en el Atlántico. Hace pocos días, la tormenta tropical Alberto tocó tierra en el noreste de México, generando intensas lluvias que provocaron el fallecimiento de cuatro personas.
La Oficina Nacional de Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos pronostica que la temporada de huracanes de 2024 probablemente tenga una actividad bastante por encima del promedio, con entre 17 y 25 tormentas con nombre. Se calcula que habrá hasta 13 huracanes y cuatro huracanes de categoría 3 o mayor.
La temporada promedio de huracanes en el Atlántico tiene unas 14 tormentas con nombre, de las cuales siete son huracanes y tres de ellas son huracanes de categoría 3 o mayor.
Una tormenta sin nombre en junio arrojó más de 50 centímetros (20 pulgadas) de lluvia sobre partes del sur de Florida, lo que dejó varados a numerosos automovilistas en calles inundadas e hizo que el agua entrara en algunas casas ubicadas en áreas bajas.