El número de víctimas mortales tras el potente terremoto y el posterior tsunami que azotó el pasado viernes 28 de septiembre la zona central de la isla indonesia de Célebes asciende a 832, según informó este domingo la Agencia Nacional de Gestión de Desastres.
Las autoridades temen que esta cifra suba de forma considerable en los próximos días cuando se conozcan los daños sufridos en las áreas remotas e incomunicadas afectadas por el desastre, «una zona mayor de lo estimado inicialmente», según el portavoz del organismo, Sutopo Purwo Nugroho. Decenas de personas están desaparecidas, muchas atrapadas bajo los escombros, y los hospitales de la localidad de Palu no dan abasto para atender a los heridos.
La ciudad de Palu y la región costera contigua de Donggala son las zonas más cercanas al epicentro del potente temblor, de magnitud 7,5 en la escala Richter, y las que recibieron el impacto del maremoto posterior.
El recuento provisional de víctimas, que dobla la cifra anunciada el sábado, incluye básicamente las registradas en Palu, porque apenas hay datos de los más de 300 kilómetros de franja costera al noroeste de esta localidad también afectados por el tsunami, que trajo a la costa olas de hasta seis metros.
“Tenemos comunicaciones limitadas sobre la destrucción en la ciudad de Palu, pero no hemos oído nada de Donggala y esto es extremadamente preocupante. Hay más de 300.000 personas viviendo allí”, aseguró la Cruz Roja en un comunicado.
“Esto es ya una tragedia, pero podría empeorar”, dijo el vicepresidente del país, Jusuf Kalla, que auguró que la cifra de muertos podría contarse por miles, informa Reuters.
En Palu, las informaciones de medios locales describen una ciudad muy dañada e inmersa en el caos. Los hospitales no dan abasto para atender a los heridos –muchos son tratados al aire libre– y los equipos de rescate se encuentran con enormes dificultades para trabajar.
“Estamos teniendo problemas para desplegar la maquinaria pesada para encontrar víctimas bajo los escombros de los edificios porque varias de las carreteras que llevan a Palu están dañadas”, explicó el responsable de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres, Willem Rampangilei. Según las primeras estimaciones, hay unas 16.700 personas en esta ciudad que han sido evacuadas y a la espera de ayuda.
“Logramos sacar a una mujer viva del hotel Roa-Roa anoche”, explicó Muhammad Syaugi, responsable de los servicios de emergencia, a la agencia France Presse. El edificio de ocho plantas se derrumbó con decenas de huéspedes en su interior. “Hasta escuchamos a la gente gritar pidiendo ayuda”.
Las autoridades temen también por la suerte de varios cientos de personas que estaban en la playa el viernes poco antes del tsunami preparando la celebración de un festival anual. El mayor centro comercial de la ciudad también se desmoronó debido al temblor y la fuerza de las olas.
El aeropuerto de Palu, pese a haber quedado inicialmente inutilizado, sí pudo usarse este domingo para el aterrizaje los aviones militares, que han comenzado a trasladar efectivos del ejército para ayudar en las tareas de búsqueda de los atrapados y repartir alimentos y otra ayuda humanitaria a los afectados.
Los vuelos comerciales han sido limitados para dar vía libre a los servicios de emergencia. El presidente del país, Joko Widodo, visitará este domingo la zona afectada.