Seis millones de personas caerán en la pobreza extrema en América Latina en 2019, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En concreto, el Panorama Social de Latinoamérica 2019 indica que el número de personas bajo la línea de pobreza y pobreza extrema aumentará de 185 a 191 millones y de 66 a 72 millones, respectivamente. Los demográficos más afectados son mujeres, niños, niñas, adolescentes, indígenas y afrodescendientes, además de pobladores de zonas rurales y desempleados.
En una conferencia con motivo del lanzamiento del reporte, la Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, delineó sus principales conclusiones e indicó que el principal desafío para la región radica en combatir la desigualdad reinante.
El estudio explica que la desigualdad en la distribución del ingreso -expresada en el índice de Gini con base en las encuestas de hogares- ha continuado su tendencia a la baja (en promedio cayó de 0,538 en 2002 a 0,465 en 2018 en 15 países), pero a un ritmo menor que en años recientes: “mientras que entre 2002 y 2014 se redujo a un ritmo del 1% anual, entre 2014 y 2018 la caída fue de 0,6% por año”, indica.
Sin embargo, remarca, “si se corrige el índice de Gini utilizando otras fuentes de información, capaces de captar mejor los ingresos del 1% más rico, se observa que la desigualdad es más elevada y la tendencia al descenso se atenúa en comparación con la estimada solamente a partir de las encuestas de hogares”.
“Es necesario crecer para igualar e igualar para crecer. La superación de la pobreza en la región no exige solamente crecimiento económico; este debe estar acompañado por políticas redistributivas y políticas fiscales activas”, expresó al respecto Bárcena.
De acuerdo a cifras del FMI, América Latina será la región con menor crecimiento del mundo tanto en 2019 como en 2020. Y desde 2015, la pobreza aumentó de 30,1 a 30,8% y la pobreza extrema de 10,7 a 11,5%, según proyecciones de la CEPAL.
No obstante, los indicadores no son resultado de una tendencia unánime. El alza se explica principalmente por el incremento de la pobreza registrado en Brasil y, sobre todo, Venezuela.
“En el resto de los países la tendencia dominante en ese período fue hacia una disminución, debido, principalmente, a un aumento de los ingresos laborales en los hogares de menores recursos, pero también a transferencias públicas de los sistemas de protección social, y privadas, como las remesas en algunos países”, indica el informe. Para ilustrar la afirmación, indicó que el gasto social a lo largo de la región aumentó de 10,3 a 11,3% del PIB entre 2011 y 2018, “alcanzando el 52,5% del gasto público total”.
En otro pasaje del reporte, la CEPAL destaca la marcada reducción de la pobreza entre 2002 y 2015, así como el crecimiento de los estratos de ingresos medios (26,9 en 2002 a 41,1% del total en 2017) y el consecuente descenso de los estratos bajos (70,9 a 55,9%) en el total de la población. De esta forma, el 76,8% de la población de América Latina pertenece a estratos de ingresos bajos o medios-bajos, subraya la CEPAL.
Sin embargo, a pesar del progreso experimentado, el organismo indicó que la región afronta un “importante déficit de inclusión social y laboral”: “Una alta proporción de la población de ingresos medios experimenta importantes déficits de inclusión social y laboral y un alto grado de vulnerabilidad a volver a caer en la pobreza ante cambios provocados por el desempleo”, indica un párrafo del informe.
El perceptor principal de ingresos laborales de estos estratos percibe en promedio 664 dólares mensuales, mientras que en los estratos bajos este ingreso desciende a 256 dólares.
En consecuencia, indica el informe, la superación de la pobreza y la desigualdad en la región no solo exige crecimiento económico; este debe estar acompañado por políticas redistributivas y políticas fiscales activas.
“Por casi una década, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha posicionado a la igualdad como fundamento del desarrollo. Hoy constatamos nuevamente la urgencia de avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen a sus ciudadanos y ciudadanas acceso a sistemas integrales y universales de protección social y a bienes públicos esenciales, como salud y educación de calidad, vivienda y transporte. El llamado es a construir pactos sociales para la igualdad”, concluyó Bárcena.