Una aeronave se estrelló este lunes en el distrito de Deh Yak, en el este de Afganistán, según informaron las fuerzas de seguridad de ese país en medio de una fuerte confusión.
Al momento no estaba claro cuántas personas viajaban a bordo ni qué tipo de avión era, pero se cree que el incidente ocurrió sobre un territorio con fuerte presencia talibana, el grupo el que mantiene un duro enfrentamiento con el gobierno desde la invasión estadounidense de 2001.
“Cerca de la 1:10 PM (8:40 GMT) un avión se estrelló en el distrito Deh Yak de la provincia de Ghazni. El avión se incendió y los habitantes locales intentaban apagar el fuego. No sabemos aún si es una vión militar o civil”, indicó Aref Noori, portavoz del gobierno. La caída de la aeronave fue confirmada además por numerosos altos funcionarios, incluyendo el vicepresidente Sarwar Danish.
La presencia talibana significa que el acceso de las autoridades y los rescatistas es extremadamente difícil. Al respecto, un portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, indicó que ellos mismos habían enviado gente a chequear la zona del incidente.
Además de la amenaza insurgente se suma la climática: la montañosa provincia de Ghazni se encuentra el pie de las montañas Hindu Kush y el invierno suele ser muy duro.
No estaba claro si la aeronave era militar o civil, como señaló Noori. En un principio se reportó que se trataba de un Boeing 737 de la Ariana Airlines, la línea aérea nacional de Afganistán, y que llevaba 83 personas a bordo.
Pero la compañía lo desmintió en un comunicado, asegurando que todos sus aviones habían aterrizado a salvo y que los reportes no eran ciertos.
“Todos los vuelos de Ariana Airlines llegaron a destino con normalidad”, destacó la aerolínea en su cuenta oficial de Facebook. “La información en los medios de comunicación no es cierta”, agregó.
También el director de la empresa, Mirwais Mirzakwal, negó cualquier accidente.
Los accidentes aéreos son relativamente usuales en Afganistán, tanto en el ámbito militar como en el civil. Esto se debe a las duras condiciones climáticas y al pobre estado general de los aparatos y su falta de mantenimiento, en un país pobre, escaso de recursos y arrasado por la guerra civil.
En los años anteriores al 2001, cuando los talibanes estaban en el poder, la compañía Ariana Airlines se encontraba sancionada por Estados Unidos y durante años estuvo imposibilitada para comprar nuevos aviones y repuestos.
En los últimos años las autoridades intentaron modernizarla, pero el proceso ha sido lento. Al mismo tiempo, han surgido pequeñas aerolíneas en el país, aquejada por los mismos problemas.
Además, es usual que los talibanes apunten contra aeronaves militares, especialmente helicópteros.
Al respecto, el último ataque de los insurgentes contra las fuerzas de seguridad en la provincia de Ghazni ocurrió el 19 de enero, cuando un grupo asaltó un puesto de control de la policía, reportó la cadena afgana Tolo News. Murieron 11 talibanes y un policía, de acuerdo a fuentes oficiales.
El último accidente civil de envergadura ocurrió en mayo de 2010, cuando una vieja aeronave de Pamir Airways se estrelló por el mal clima mientras cubría una ruta entre la provincia de Kunduz y Kabul, la capital. Murieron los seis tripulantes y los 38 pasajeros.
Mientras que en el plano militar el último gran desastre ocurrió en 2013, cuando un Boeing 747 de carga utilizado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos se estrelló poco después de despegar de la base aérea de Bagram, matando a sus siete tripulantes. Según la investigación oficial, el cargamento fue incorrectamente sujetado en la bodega, desestabilizando a la aeronave.