Un partido incontestable del argentino Ángel Di María promovió la irrebatible victoria y la clasificación para una final histórica del París Saint Germain, que derrotó al RB Leipzig (0-3) y espera rival en el duelo definitivo por el título de la Liga de Campeones del domingo de la otra semifinal: Bayern Múnich u Olympique Lyon.
En su regreso tras el encuentro de sanción del pasado miércoles, Di María fue tan imparable para el Leipzig, irreconocible si la versión en comparación es el choque de cuartos de final contra el Atlético de Madrid, como determinante para su equipo, al que dirigió a su primera final de la Champions; el motivo y el objetivo por el que año tras año ha invertido tanto dinero en los últimos tiempos.
Él dio dos goles (el 0-1 en el minuto 13 de Marquinhos, con un testarazo a un fenomenal centro del argentino a balón parado, y el 0-3, también de cabeza, de Juan Bernat en el 56 a centro de Di María) y marcó otro: el 0-2 en el 42 con el que agrandó la distancia, hoy evidente, entre el conjunto parisino y el Leipzig en el estadio La Luz de Lisboa.
En nada se pareció el equipo alemán al del pasado jueves. Tuvo una ocasión Poulsen con 1-0 en el marcador. Pero poco más. Ni movió la pelota con la precisión, la verticalidad y la soltura que acostumbra; ni desbordó; ni mostró tanta elasticidad táctica; ni demostró las cualidades que le han dirigido hasta los cuatro mejores de Europa. En buena parte fue mérito del PSG. Y cuando amagó con la reacción, recibió el 0-3 de Bernat. La sentencia. En 56 minutos.
En el tramo final, en el minuto 82, reapareció Marco Verratti, ya superada una lesión muscular.