Azuzados por las previsiones meteorológicas que apuntan a la llegada de fuertes precipitaciones para los próximos días en Tailandia, los 12 niños de un equipo de fútbol y su entrenador atrapados en una cueva inundada en el norte de Tailandia han recibido este miércoles sus primeras lecciones de natación y buceo en previsión de que finalmente tengan que sumergirse en la corriente para proceder a su evacuación.
«Ahora les estamos enseñando a los niños a nadar y bucear», ha explicado el viceprimer ministro tailandés, Prawit Wongsuwan, a los medios congregados a las puertas de la gruta Tham Luang, en cuyo interior permanece varado el equipo desde hace 11 días. Además, ha agregado que si el nivel del agua en el interior desmiente y la corriente se debilita, los menores -de edades comprendidas entre los 11 y los 16 años- y su entrenador serán evacuados con rapidez ayudados por los buzos profesiones. «Ahora, el agua es muy fuerte y el espacio es estrecho. La extracción de los chavales requiere de mucha gente», ha añadido.
En previsión de lo que pueda suceder, las autoridades han hecho un llamamiento para que la población done máscaras de buceo de rostro completo de tallas pequeñas con el fin de reducir los riesgos de que los menores pierdan el dispositivo respiratorio a través de las veredas inundadas. «Con este tipo de máscaras, lo único que tienen que hacer es ponérsela y empezar a respirar. No tienen que saber cómo bucear. Se conectan directamente con el tanque de oxígeno», ha detallado Supanat Titikarn, de la Fundación de Rescate Ruam Katanyu, al portal local Khaosod.
Sin embargo, numerosos expertos ya han advertido de los peligros que entraña que estos niños, debilitados y sin experiencia alguna de buceo, se sumerjan en una corriente que atraviesa estrechos pasadizos y en la que la visibilidad es casi nula, lo que puede dar lugar a ataques de pánico o accidentes que pongan en peligro la vida tanto de los menores como de los rescatistas.
Para tener mayores garantías de éxito, los equipos de rescate llevan días drenando a toda máquina la cueva, unos 120 millones de litros hasta la tarde de ayer. «El primer plan es reducir el nivel del agua y sacarlos, pero si no podemos, tendremos un plan de respaldo», ha explicado por su parte el almirante Taha, jefe de la Marina tailandesa Aphakorn Yoo-kongkaew, al diario local ‘Bangkok Post’.
El mundo, en vilo
El grupo de menores y su entrenador desaparecieron el pasado día 23 de junio cuando, después de un entrenamiento, fueron a visitar esta cueva, la cuarta más larga del país con sus 10 kilómetros de pasadizos rocosos y estrechos recovecos. Las fuertes lluvias que se desataron cuando estaban en el interior bloquearon la salida y les forzaron a buscar refugio unos cuatro kilómetros cueva adentro, lugar donde les encontraron este lunes por la noche un equipo de expertos submarinistas británicos. Los rescatistas forman parte de un equipo de más de 1.300 personas formado por militares tailandeses y especialistas de países como China, Australia, Estados Unidos o Israel, que protagonizaron una operación de búsqueda que ha mantenido en vilo a medio mundo.
Desde que se les localizó, comenzaron a barajarse diferentes opciones sobre qué hacer con ellos: desde esperar semanas -o meses- a que descienda el nivel de las aguas para que puedan salir por su propio pie a tratar de que salgan buceando o buscar una ruta alternativa que lleve al exterior. La previsión de fuertes lluvias para los próximos días no hace sino incrementar el dilema sobre los pasos a seguir, ya que ninguna de las posibilidades es sencilla y todas presentan desventajas.
Mientras se decide qué hacer, las autoridades han asegurado este miércoles que el estado físico y mental de los jóvenes es saludable después haber recibido los primeros alimentos energéticos y cuidados médicos, aunque todavía no han sido capaces de ponerles en contacto con sus progenitores, ya que la línea que trataron de tender desde la entrada de la cueva a la gruta en la que se hallan se rompió. «Estamos tratando de poner a los niños y padres en contacto, servirá para aliviar muchas presiones», ha detallado un portavoz del ejército tailandés.
Nuevo vídeo
Para dar constancia de su buen estado, la Marina tailandesa ha hecho público hoy un vídeo en el que aparecen 11 de los menores en traje de baño y envueltos en mantas térmicas saludando de buen humor a la cámara, diciendo su nombre y añadiendo «estoy bien de salud». Los uniformados no explicaron por qué ni el duodécimo niño ni el entrenador aparecían en la grabación.
Junto a ellos se encuentra un equipo de siete buzos, además de un médico militar y un psicólogo que se han ofrecido voluntarios para quedarse con los menores todo el tiempo que sea necesario hasta que se encuentren física y mentalmente preparados para afrontar el reto de tratar de alcanzar la salida. «Estamos seguros de que todos ellos saldrán, pero los 13 no tienen por qué hacerlo en el mismo tiempo. Quien esté listo primero puede ir primero», ha puntualizado el gobernador de la provincia de Chiang Rai, Narongsak Osottonakorn, a los medios. «Si existen riesgos, entonces no los vamos a extraer», ha apostillado.
En el exterior, las familias siguen esperando a tener noticias de los suyos mientras que los soldados realizan simulacros de evacuación. En varios vídeos publicados en Twitter por reporteros en la zona se ve a los uniformados entrelazando sus brazos para formar una hilera que conduce a 13 ambulancias presentes en el terreno, donde se prevé atender a los niños antes de ser trasladados a un hospital.