La Asamblea General de la ONU aprobó el miércoles por abrumadora mayoría dos resoluciones relativas a la situación en los territorios palestinos: una, a favor de un alto el fuego en Gaza, que recibió 158 votos a favor y 9 en contra, y otra, en apoyo al mandato de la UNRWA, que concluyó 159 a 9.
Se requería una mayoría de dos tercios para aprobar estas resoluciones no vinculantes y que suponen otro varapalo internacional para Israel y para su tradicional aliado Estados Unidos, debido a los altos niveles de violencia en el enclave palestino y la incapacidad internacional para detener las hostilidades.
La primera resolución tiene valor simbólico y fue rechazada tanto por Israel como por Estados Unidos.
Argentina, Uruguay, Paraguay, Hungría y República Checa fueron los países más destacados que votaron del lado de Israel y EE.UU. en su rechazo a un alto el fuego en Gaza.
La resolución demandó también «la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes», en una redacción similar a la que fue bloqueada en el Consejo de Seguridad a fines de noviembre por un veto de Estados Unidos.
Washington defiende que un alto el fuego esté condicionado a la liberación de todos los rehenes en Gaza, argumentando que de lo contrario, el grupo Hamás no tiene ningún incentivo para liberarlos.
El embajador adjunto de Estados Unidos, Robert Wood, reiteró la posición de su país el miércoles, diciendo que sería «vergonzoso y equivocado» adoptar el proyecto. También lo rechazó el de Israel.
La UNRWA debe continuar operaciones
El texto aprobado el miércoles también exige «acceso inmediato» a una amplia ayuda humanitaria para los ciudadanos de Gaza, sometidos a más de un año de guerra con Israel, especialmente en la sitiada región norte de ese territorio.
Un segundo proyecto de resolución aprobado el miércoles pide a Israel respetar el mandato de la agencia de ayuda a los refugiados palestinos dependiente de la ONU (UNRWA) y permitirle continuar sus operaciones en el país.
El parlamento de Israel prohibió «las actividades de la UNRWA en el territorio israelí» a partir del 28 de enero, tras acusar a algunos de sus empleados de colaborar con los ataques del 7 de octubre, que desencadenaron la feroz ofensiva de Israel en Gaza.