El ex líder autoritario y presidente egipcio Hosni Mubarak murió este martes a los 91 años de edad en un hospital de El Cairo, según informó su cuñado el general Mounir Thabet.
Exmilitar, Mubarak llegó al poder en 1981 y gobernó como autócrata durante tres décadas hasta el 2011, cuando fue finalmente derrocado en el contexto de las manifestaciones conocidas como “Primavera Árabe”, que sacudieron a toda la región.
Thabet confirmó que la oficina del actual presidente Abdelfatah Al-Sisi, surgido por un Golpe de Estado en 2014, organizará su funeral.
Mubarak pasó tres años en prisión tras ser derrocado, acusado de la matanza de manifestantes durante la “Primavera Árabe” y de corrupción, entre otros cargos.
El juicio prosperó durante el gobierno militar interino que procedió a su derrocamiento y durante la presidencia de Mohammed Morsi, electo en 2012 en las primeras elecciones consideradas libres en la historia reciente de Egipto.
Morsi, perteneciente al grupo extremista islámico Hermanos Musulmanes, fue luego derrocado por el ejército egipcio en julio de 2013.
Tras un año de gobierno interino, el general Al-Sisi fue elegido presidente en 2014 en medio de unas elecciones muy cuestionadas.
En este contexto, Mubarak fue primero trasladado a un hospital militar y finalmente liberado en 2017.
Vivió sus últimos años cuidando de su salud, que se encontraba muy deteriorada.
El hombre de confianza de Sadat
Mubarak comenzó su carrera como oficial en la Fuerza Aérea de Egipto, durante un período de gobiernos autoritarios y nacionalistas surgidos de las Fuerzas Armadas y con un perfil secular y antiisraelí.
Cobró fama como comandante de la Fuerza Aérea durante la Guerra de Yom Kippur, en 1973, donde los pilotos a su cargo se destacaron en acciones contra las Fuerzas de Defensa de Israel. Fue designado vicepresidente en 1975.
Tras la guerra, Sadat inició un proceso de acercamiento con Estados Unidos e Israel que culminaría con la firma de un celebrado Tratado de Paz con los israelíes en 1979, que significó un giro en la política exterior egipcia.
Estas medidas le valieron una fuerte oposición de los movimientos yihadisyas e islamistas, como los Hermanos Musulmanes. En consecuencia, Sadat fue asesinado en 1981.
Mubarak resultó herido en el mismo atentado, por lo que no pudo asumir de inmediato la presidencia, pero finalmente el 14 de octubre de 1981 llegó al cargo que ostentaría durante tres décadas.
Su largo gobierno estuvo marcado por la búsqueda de la estabilidad a la fuerza y los vaivenes económicos que aún aquejan a Egipto. Mantuvo, a su vez, una muy buena relación con Occidente debido a su férrea oposición a los movimientos islamistas en el país, siguiendo la tradición de Sadat.
Durante los primeros años se valió de varios referéndum para mantenerse en el poder sin necesidad de competir en elecciones libres. Los convocó en 1987, 1993 y 1999.
En 2005 intentó cambiar de estrategia y organizó elecciones, permitiendo la participación de otros partidos. Las ganó, en un proceso muy cuestionado.
Cuando las protestas ante la falta de libertad y las duras condiciones económicas estallaron en enero de 2011 en todo Medio Oriente y también en Egipto, Mubarak intentó calmar la situación prometiendo reformas constitucionales y abstenerse de participar en las elecciones convocadas ese año.
Pero los manifestantes pedían su renuncia, y el gobierno reaccionó con una brutal represión que dejó un saldo de más de 800 muertos y miles de heridos.
Mubarak finalmente renunció el 11 de febrero, dos semanas después de iniciada la revolución en Egipto, dejando lugar a una junta militar que gobernaría hasta la elección de Morsi.