Los reclusos en cuatro cárceles italianas se amotinaron por las nuevas reglas introducidas para contener el brote de coronavirus, dejando tres muertos, informaron medios locales.
Los presos en las cárceles de Nápoles Poggioreale en el sur, Módena en el norte, Frosinone en el centro de Italia y en Alessandria en el noroeste se habían rebelado por medidas que incluían la prohibición de visitas familiares, dijeron los sindicatos.
Escenas similares se desarrollaron en Padúa y Pavia en el norte y Bari, Foggia y Palermo en el sur, según informes de los medios.
En la cárcel de Módena hay tres muertos, aunque la circunstancias no estaban claras. Según medios italianos, la causa podría ser una sobredosis de medicamentos. Otros dos están internados en estado grave. Admeás, dos oficiales de la prisión resultaron heridos y alrededor de 20 miembros del personal tuvieron que abandonar la prisión.
“Ya habíamos advertido que las tensiones crecían en las cárceles y temíamos que pudiera terminar en una tragedia”, dijo en un comunicado el grupo de derechos humanos Antigone después de las revueltas.
“Deben tomarse todas las medidas necesarias para garantizar a los prisioneros todos sus derechos, deteniendo esta escalada de tensión y evitando que otros mueran. Una muerte ya es demasiado”, dijo.
El sindicato de oficiales de prisiones Sappe dijo que unos 80 prisioneros habían sido transferidos a otras cárceles después del levantamiento.
Los levantamientos se produjeron cuando Italia emitió nuevas reglas a nivel nacional para tratar de detener la propagación del virus, que hasta ahora ha matado a 366 personas e infectado a 7.375.
Ahora es el segundo país más afectado del mundo, detrás de China.
“Completamente destruída”
“Los internos que fueron trasladados fueron los que lograron llegar al patio en un intento por escapar”, dijo el secretario general de Seppe, Giovanni Battista Durante.
“Nos dicen que otros prisioneros dentro de la cárcel se han encerrado y probablemente tienen armas ilegales”.
Dijo que colegas de la prisión le habían dicho que la cárcel había sido “completamente destruida”.
Según los informes, en la cárcel de Torre del Gallo en Pavía, al sur de Milán, dos guardias fueron tomados como rehenes temporalmente, lo que permitió a los prisioneros robar las llaves y liberar a sus compañeros convictos.
Los medios italianos dijeron que hubo informes no confirmados de violencia contra guardias y entre bandas de prisioneros rivales.
El diario La Repubblica dijo que se enviaban guardias de refuerzo para intentar restablecer el orden.
La revuelta comenzó después de que los familiares de los reclusos protestaron fuera de las puertas por las medidas que les impedían ver a sus seres queridos, dijo el periódico La Stampa.
En Frosinone, al sur de Roma, se llamó a la policía para restablecer el orden después de que unos 100 prisioneros se encerraron en una sección de la prisión.
Los reclusos que protestaban elaboraron una lista de demandas, incluido el derecho a recibir visitas, y trataron de negociar con la administración de la prisión, informó la agencia de noticias Agi.
Las familias de algunos de los reclusos en Poggioreale, un suburbio de Nápoles, se reunieron fuera de la prisión para apoyarlos.