La Guardia Nacional de México informó que interceptó a los migrantes centroamericanos en el estado de Nuevo León, norte del país, mientras se dirigían hacia Estados Unidos. Posteriormente fueron trasladados a una sede del Instituto Nacional de Migración. El hallazgo ocurre un día después de que el presidente Joe Biden ordenó que, a partir de la próxima semana, los solicitantes de asilo atrapados en México comiencen a ser recibidos en EE. UU.
Según el relato de las autoridades, agentes de la Guardia Nacional de México patrullaban en el municipio Bravo, en el estado Nuevo León, norte del país, cuando encontraron el camión con cinco personas en la cabina.
Luego de escuchar golpes, pidieron al conductor inspeccionar el automotor. Fue entonces cuando hallaron a 103 personas más hacinadas en la parte trasera del vehículo.
«Al momento de acercarse a la caja se escucharon diversos golpes, por lo que solicitaron al conductor una inspección. Al abrir las puertas se percataron que trasladaban a 103 ciudadanos centroamericanos, quienes no contaban con la documentación que amparara su legal estancia en el país», informó la entidad en un comunicado.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad, los uniformados proporcionaron agua a los migrantes, ciudadanos centroamericanos que se dirigían a Estados Unidos, y posteriormente, los trasladaron a instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM).
Desde la próxima semana EE. UU. comienza a recibir a solicitantes de asilo varados en la frontera
Este caso se conoce justo un día después de que el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, confirmara que a partir de la próxima semana su Gobierno comenzará a procesar gradualmente a miles de solicitantes de asilo, que bajo el programa Protocolos de Protección al Migrante, conocido como ‘Remain in Mexico’, o ‘Permanezca en México’, fueron obligados a esperar su trámite en ese país.
«A partir del 19 de febrero, el Departamento de Seguridad Nacional comenzará la fase uno de un programa para restaurar el procesamiento seguro y ordenado en la frontera suroeste», anunció el Departamento de Seguridad Nacional en un comunicado, el viernes.
La restricción, que había entrado en vigor en enero de 2019, fue impulsada por el expresidente Donald Trump y formó parte de su dura política antimigratoria.
Según la ONG American Immigration Council, en virtud de ese plan y hasta diciembre de 2020, al menos 65.000 personas fueron devueltas desde Estados Unidos hacia México, lo que creó una crisis humanitaria en la frontera, exacerbada en el último año por la pandemia del Covid-19.
«Es una alegría muy grande porque en todo este tiempo que hemos estado aquí esperando hemos pasado muchos ratos feos», dijo tras conocer la noticia, Nicol Bueso, una migrante hondureña que ha pasado 18 meses esperando en la frontera.
El Departamento de Seguridad Nacional informó que del total de retornados, actualmente hay 25.000 casos activos. Los solicitantes de asilo comenzarán a ser admitidos en Estados Unidos y para ello, entre las nuevas pautas, requerirán que los migrantes se registren en internet o por teléfono, se hagan la prueba de diagnóstico del Covid-19 en México y luego lleguen a un puerto de entrada de EE. UU. en un día específico que les será asignado.
«No deben acercarse a la frontera hasta que se les indique», ratificó Washington.
El pasado 20 de enero, en su primer día de Gobierno, Biden anunció que suspendía ese programa, pero hasta ahora se desconocía cuándo y cómo sería implementado el cambio.
En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dio la bienvenida al anuncio y dijo que espera discutir con Biden un programa de visas de trabajo para mexicanos y centroamericanos.
«Su presencia como trabajadores en Estados Unidos es vital para la economía estadounidense”, dijo el mandatario mexicano.
Pero su Administración también hizo un llamado a las personas a que no acudan a la frontera, al señalar que la medida solo se aplicaría en casos particulares y los pasos fronterizos seguirán cerrados.
Funcionarios del Gobierno de Biden indicaron que las solicitudes de los migrantes inicialmente serán escuchadas en tres puertos de entrada a lo largo de la frontera, y que trabajarán para identificar a los que han estado en espera por más tiempo y a quienes consideran particularmente vulnerables.
En dos de los puertos, y en cada uno de ellos, los funcionarios esperan procesar a 300 personas por día. El esfuerzo se expandirá a lugares adicionales a largo plazo. «Empezaremos de a poco», dijo uno de los funcionarios.
Sin embargo, se negaron a nombrar los puntos de entrada donde comenzará el proceso, debido a preocupaciones de que haya avalanchas de personas en esos sitios.
Los migrantes que ingresen a Estados Unidos a través de esta nueva política no serán llevados a centros de detención, según el anuncio, pero podrían estar sujetos a una forma alternativa de monitoreo, incluidas pulseras de tobillo.
Washington precisó que desarrolló esta estrategia en estrecha coordinación con las autoridades mexicanas.