En caso de emergencia, llame a Messi. El argentino necesitó 40 minutos para cambiar el ánimo de un Camp Nou que empezó abroncando al palco por los últimos acontecimientos y acabó rendido al faro, luz y guía no ya del equipo, sino de la institución que marcó un hat-trick para cimentar el triunfo del Barça por 5-0 ante el Eibar y encarar con ánimos renovadas una semana decisiva en la que esperan el Nápoles y el Real Madrid.
El partido empezó con seis minutos de retraso por culpa de un problema en la conexión de audio del estadio con la sala VOR que se le hicieron eternos al presidente Josep Maria Bartomeu. El público empezó con una pañolada contra el palco, que fue contestada por aplausos por parte de los partidarios de la junta, lo que hizo que arreciaran ya los gritos de “Bartomeu dimisión”.
En este ambiente, el equipo se contagió de los nervios generales y los primeros minutos del equipo de Setién fueron desastrosos. El Eibar trató de aprovecharlo, pero primero Ter Stegen paró un cabezazo de Escalante a los tres minutos y a continuación el árbitro anuló por fuera de juego un gol de Enrich de cabeza. Este gol no concedido reactivó los gritos contra el palco y el equipo vio como también cobraba a los seis minutos cuando una parte de la grada abucheó un pase atrás hacia Ter Stegen tal y como pasó hace una semana ante el Getafe. El partido empezaba a complicársele al Barcelona.