El miedo entre los inmigrantes aumenta en EE.UU. tras la primera semana de mandato del presidente Donald Trump. Los cambios que aplicó dejan a más de 700.000 menores de edad en riesgo de ser deportados y con la posibilidad de que ocurra en sus centros de estudio.
De acuerdo con datos del Instituto de Policía Migratoria, 11.047.000 personas viven sin la documentación apropiada en el territorio estadounidense, la gran mayoría representada por ciudadanos de México, El Salvador, Guatemala, India y Honduras. Del total, 733.000 son menores de entre 3 a 17 años.
Al día siguiente de su juramentación, Trump eliminó la protección que tenían los inmigrantes irregulares de refugiarse en iglesias, albergues, escuelas y otros lugares, argumentando que esta opción permitía que delincuentes o personas con órdenes de deportación se ocultaran del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Esta medida ha generado gran angustia entre los padres de jóvenes estudiantes, quienes consideran que sus hijos podrían ser deportados durante cualquier día que asistan a la escuela. En algunos distritos, las autoridades temen que los residentes dejen de enviarlos a estudiar, por lo que comenzaron a compartir información sobre las normas locales que podrían contrarrestar o mitigar las leyes federales, según reporta The Washington Post.
«Las consecuencias serán devastadoras»
«Hay un montón de niños cuya única oportunidad en la vida es obtener una buena educación», dijo el exsecretario de Educación Arne Duncan, en un evento este martes, enfatizando que, «si debido al miedo y el odio, sus padres deciden mantenerlos a salvo y no enviarlos a la escuela, las consecuencias serán devastadoras».
Sin embargo, algunos expertos indican que la aplicación de las leyes de ICE en escuelas ha sido poco frecuente. No obstante, líderes de organizaciones estudiantiles y de apoyo a los inmigrantes han iniciado campañas para concientizar al personal de los centros de estudio sobre cómo responder ante la visita de agentes federales.
«Estoy tratando de asegurarme de que los padres sepan que el lugar más seguro para sus hijos son nuestras escuelas», dijo Pedro Martínez, director ejecutivo de las Escuelas Públicas de Chicago.
Además, algunas ciudades han dejado claro que insistirán en que lo agentes de ICE deban presentar una orden judicial antes de dejarlos ingresar a territorio de un centro de estudio o a información de los estudiantes.
A pesar de los esfuerzos, los padres sienten una extrema preocupación. «Tengo miedo de ir a buscar a mis hijos y que estén ahí llevándose a los padres de las escuelas», dijo en una entrevista una madre guatemalteca indocumentada con dos hijos, que viven en Los Ángeles.