Mafalda es sin duda uno de los dibujos animados más reconocidos del mundo, y aunque dejó de emitirse su tira a solo siete años de su lanzamiento, sigue vigente en la memoria colectiva.
La niña rebelde y ‘contestataria’ nació en 1963, de manos del humorista gráfico argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como ‘Quino‘.
Contrario a lo que se creería, Mafalda no fue producto de una intención crítica hacia la sociedad, sino resultado de una campaña publicitaria para la empresa Siam que sacaría al mercado una línea con el nombre de Mansfield.
Quino se inspiró en Blondie y Snoopy para crear a su más iconico personaje, así como a sus padres. Al final, la campaña publicitaria no vio la luz y él se quedó con 12 tiras que publicó en 1964 en el semanario Primera Plana. Para 1965 Mafalda saltó al diario El Mundo.
Conforme a su éxito, el humorista gráfico añadió a Felipe, Miguelito, Susanita y Manolito, inspirándose en su propia personalidad para cada uno.
El 25 de junio de 1973, Quino decidió dejar de dibujar a la niña por la sencilla razón de que “estaba cansado de hacer siempre lo mismo”, además de que su labor interfería en su matrimonio.
“Me costaba mucho no repetir y me daba cuenta de que cuando no se me ocurría nada, enseguida echaba mano a Manolito o a Susanita, que eran los más fáciles. Además hubo un tipo que fue maestro de los dibujantes de mi generación, Oski, y él nos decía que nunca nos metiéramos con un personaje fijo y si nos metíamos, agarráramos una tira y tapáramos el último cuadrito con la mano. Si el lector adivina cómo va a terminar, ahí hay que dejar de hacerlo”, narró.
Cuestionado sobre si podría revivir al personaje, el humorista gráfico expuso que sí en la parte humana, es decir, las dudas políticas, los miedos por la situación económica o el sueldo del viejo, pero con la limitante de no saber cómo manejar los avances tecnológicos.
Mafalda tiene 6 años y odia la sopa. Se comporta como cualquier niña de su edad, pero también tiene una mirada aguda y curiosa sobre el mundo y la vida. Se interesa por los problemas del mundo, como la guerra, el hambre o el racismo. Cuando pide explicaciones a los adultos, sus preguntas son siempre directas y desarmadas, hasta para dar lugar a un ataque de nervios, tratado con calmantes “Nervocalm”.
LA DERECHA RETROGRADA DE LATINOAMERICA LE LLAMABA » LA NIÑA TERRORISTA»