El Rayo tenía un examen complicado para intentar conseguir su primera victoria en casa pero tenía un motivo especial para intentarlo con todas sus fuerzas: Isi, su utillero durante los últimos 30 años se despedía con este partido y la ocasión lo merecía. Era como una oposición de esas a las que se presentan dos millones de personas para 15 plazas.
El líder Barcelona llegaba a Vallecas tras marcarle cinco al Real Madrid y no quería más fallos inesperados en la capital como el que tuvo en Butarque. El Rayo estuvo muy cerca del triunfo (hasta el 86′) y del empate (hasta el 89′) pero Isi seguro que está orgulloso del partido de su despedida. Claro que sí.
Como decíamos, el Rayo se presentó al examen con la teoría bien aprendida pero falló de inicio una de la preguntas claves en la parte práctica: no tapar la banda de Jordi Alba. Y así llegó el 0-1 a los 10 minutos tras un gran pase de Rakitic que dejó al lateral con el balón en situación de darle el pase de la muerte a Luis Suárez, para que el uruguayo siguiera en racha goleadora. Ya lleva ocho.
El equipo de Michel acusó el gol y en la primera media hora ni olió el balón. Las dos líneas de cuatro con Comesaña en el medio de ambas hacía lo que podía para evitar que llegara el segundo. Veían con impotencia cómo los jugadores del Barcelona se pasaban el balón una y otra vez buscando un hueco hasta que todo cambió en el minuto 30 cuando el Rayo estuvo a punto de empatar en su primera llegada a la meta de Ter Stegen. Una jugada de Raúl de Tomás y Trejo dejó a Pozo un balón franco para empatar, pero su remate rozó el poste.
Cambio radical
El Rayo se lo creyó y tuvo unos minutos de inspiración que culminaron con el gol del empate marcado por el propio Pozo de un tiro ajustado al poste desde fuera del área. Se cambiaron los papeles por completo aunque Luis Suárez tuvo el 1-2 en un remate que dio en el poste y el Barcelona acabó pidiendo la hora para llegar al descanso e intentar reconducir el partido en la segunda mitad.
En la segunda mitad Rayo y Barcelona olvidaron el guión y el partido se convirtió en un correcalles en el que quien tuviera la suerte de marcar antes iba a tener mucho ganado. Y fue el desparpajo del equipo madrileño quien tuvo premio. Álvaro, que no llevaba ni un minuto sobre el campo, remató a placer un balón rebotado del poste tras un cabezazo de Raúl de Tomás. Con el marcador a favor se esperaba un paso atrás rayista, pero ni mucho menos. El equipo de Míchel buscaba el tercero viendo que el Barcelona seguía sin pegada.
Valverde hizo los cambios rápido, algo que no va con él, viendo que el partido se le escapaba. Dembélé, Munir y Arturo Vidal salieron por lo desaparecidos Rafinha, Coutinho y Arthur. El Barcelona no aparecía y el partido entraba en sus últimos minutos cuando un remate cruzado de Dembélé entre dos jugadores daba vida a un Barcelona que se veía muerto y con dos derrotas ante dos equipos en puestos de descenso. Pero no, en el último minuto igual que en Copa en León, el Barcelona se hizo con un triunfo injusto pero incuestionable. Luis Suárez otra vez. Ya lleva nueve goles.