¿El cannabidiol (CBD), también conocido como marihuana, es el nuevo “superhéroe” de los ingredientes de los cosméticos? Muchos se interesan por el sector, pero los gigantes históricos de la cosmética esperan debido al vacío legal que rodea esta molécula no psicoactiva del cannabis.
“La tendencia del CBD en América del Norte es enorme”, constató Romain Lemeunier, un responsable de esa región para el gigante suizo de los aromas, fragancias y activos cosméticos Givaudan, consultado por AFP en el salón In-Cosmetics, que se celebró esta semana en París.
“Pero en Givaudan no nos preocupa. Tomamos una posición de mucha precaución debido a la incertidumbre jurídica y reglamentaria sobre esta sustancia», agregó.
Las grandes marcas mundiales de cosméticos siguen la misma línea. Sin embargo, para no estar ausentes en el sector, marcas como Kiehl’s (L’Oréal), Origins (Estée Lauder) o Murad (Unilever) lanzaron recientemente al mercado productos para la piel con aceite de semilla de cáñamo, cuyo uso está más ampliamente autorizado.
«Es sin embargo probable que todos los grandes grupos del sector pasen en los próximos cinco años al CBD, una vez que se clarifiquen las reglas», estimó la agencia de estudios Euromonitor, que presenta a este cannabis suave como el “nuevo superhéroe de los ingredientes de belleza” con virtudes antioxidantes, antinflamatorias y relajantes.
A la espera, otras firmas explotan este filón emergente en el ámbito de la belleza y lanzan una batalla legal aprovechando las contradicciones entre la reglamentación europea y las posiciones más estrictas de algunos países del bloque.
En Francia por ejemplo, sólo las fibras y las semillas de cáñamo pueden ser utilizadas, mientras que la legislación europea permite utilizar toda la planta, que debe tener menos de 0,2% de tetrahidrocannabinol (THC), principal sustancia psicoactiva del cannabis.
«Pero es en la flor de cáñamo que hay más CBD”, recordó Laure Bouguen, fundadora de Ho Karan, empresa francesa que acaba de sumar a su gama de cosméticos con aceite de cáñamo un primer producto con cannabidiol. «Extraer otras partes de la planta es una inepcia económica y ecológica”, denunció, obligada a obtener la materia prima en otras partes de Europa.
Fyllde lanzó el mismo combate. La empresa con sede en Holanda comercializa en internet aceites y cremas con CBD extraído de fibras y granos de cáñamo biológico cultivado en Eslovenia por un laboratorio austríaco.
También es posible producir CBD artificialmente sin THC con síntesis química. Pero esto no cuaja con la tendencia de la cosmética natural, y “el costo de la materia orgánica cuesta diez veces menos”, según explicó el presidente de Spectrums Europe, una empresa parisina de importación de CBD orgánico de Estados Unidos.
Lemeunier, de Givaudan, es más categórico: “El CBD es marketing. Ello gusta porque los consumidores se dicen: Si estaba prohibido, es porque era muy potente. Es sólo una linda historia”.
Aún queda por demostrar las ventajas del CBD en la piel, estima, argumentando que además otros activos vegetales pueden rivalizar con el en el segmento de la cosmética del “bienestar” y tienen además la ventaja de ser totalmente lícitos.