El futbolista y refugiado Hakeem al Araibi (de Bahréin) llegó este martes a Australia, donde fue recibido como un héroe y puso fin a la pesadilla de dos meses vivida en una prisión de Tailandia en la que estuvo detenido por una demanda de extradición de su país.
El jugador, de 25 años, fue recibido por decenas de simpatizantes que lo esperaban a la salida de la terminal del aeropuerto de Melbourne con pancartas que decían «Bienvenido a casa».
«Gracias Australia y a todo el pueblo australiano, a los medios australianos, al Gobierno australiano, a los grupos de derechos humanos», dijo Al Araibi a su llegada en un inglés incipiente y vestido con la camiseta de su equipo, el Pascoe Vale FC de Melbourne.
«Seré más fuerte por Australia. Australia es mi país. Amo a Australia», añadió el futbolista en una breve comparecencia acompañado por el ex capitán de la selección australiana Craig Foster, quien lideró una campaña internacional para la liberación de Al Araibi. En ella participaron organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rigth Watch y organismos como la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA).
Los esfuerzos dieron sus frutos el lunes, cuando un tribunal tailandés ordenó la liberación del jugador después de que la fiscalía tailandesa retirara la petición emitida por Bahréin, aunque el país árabe reafirmó su derecho de emprender «todas las acciones legales».
«Ha sido una lucha no solo para un joven jugador sino para un refugiado bajo nuestra protección», añadió el Foster, que aseguró que Al Araibi se siente preparado para volver a jugar con su equipo.
Al Araibi había sido detenido el pasado 27 de noviembre en el aeropuerto de Bangkok, donde llegó para pasar la luna de miel junto a su esposa, a raíz de una orden emitida por Interpol tras ser notificada por las autoridades australianas.
La orden, que contravenía la propia normativa del organismo internacional que establece que el país de origen de un refugiado no puede emitir un requerimiento, fue cancelada días después, pero Tailandia mantuvo al jugador cautivo argumentando que Bahréin ya había solicitado la extradición.