Veamos el catálogo…
EL POTRO
Se acostaba al prisionero sobre una mesa con cuerdas en sus extremos. Dos para los brazos, dos para las piernas…, que se enrollaban en una rueda giratoria. De ese modo, a medida en que las preguntas del inquisidor del «tribunal de fe» no eran respondidas, el verdugo hacía girar la rueda, los miembros se estiraban, el dolor superaba la barrera de la resistencia–a veces, el cuerpo se alargaba hasta treinta centímetros–, y si aun así no había confesión, la diabólica máquina dislocaba y fracturaba brazos y piernas…, y en su punto máximo los separaba del cuerpo. Un descuartizamiento…
Según escribió el catedrático Luis Muñoz en su obra Origen, Historia Criminal y Juicio de la Iglesia Católica, «luego de unas vueltas era imposible mantenerse en pie o caminar siquiera dos pasos».
EL APLASTA PULGARES
Tortura vaginal, oral o anal, consistía en un objeto en forma de pera que se introducía en la boca, la vagina o el ano del reo. La oral se destinaba a «predicadores heréticos», la vaginal a mujeres «con relaciones sexuales con Satanás o con algún familiar», y la anal a «los homosexuales pasivos». Una vez instalado en alguna de las cavidades, la pera se agrandaba por medio de un tornillo, y al mismo tiempo, en sus paredes exteriores, aparecían púas que desgarraban los tejidos. Doble suplicio: la expansión progresiva de la pera, que destrozaba la cavidad para siempre, y las hemorragias provocadas por las púas. Imposible sobrevivir.
LA GARRUCHA
Era un artefacto formado por dos partes: un sistema de poleas que permitía alzar al preso varios metros y dejarlo suspendido en el aire, y una pequeña pirámide de madera con su punta muy aguzada. Al dejarlo caer, esa punta desgarraba el ano, el escroto o la vagina.
LA DONCELLA DE HIERRO
De siniestra y rebuscada concepción, se trataba de un sarcófago con forma humana y varias agujas en sus paredes interiores. Al encerrar al acusado en esa celda, las agujas desgarraban distintas partes de su cuerpo hasta que moría desangrado.
Según un artículo del diario español ABC en 2012, la primera ejecución bajo este método sucedió el 14 de agosto de 1515, y la víctima fue un falsificador. Acerca de este caso, el autor alemán del siglo XIX Gustav Freytag escribió: «Las puntas afiladísimas le penetraban en los brazos, en las piernas, en la barriga, en el pecho, en la vejiga, en la raíz del miembro viril, en los ojos, en los hombros y en las nalgas, pero no tanto como para matarlo, y así permaneció con gritos y lamentos dos días, hasta que murió».
LA SIERRA
Considerada como una de las torturas más brutales, por lo común estaba reservada a las mujeres que, según los inquisidores y sus canallescos «autos de fe», habían sido preñadas por Satanás y darían a luz un niño-demonio.
La acusada era colgada boca abajo con el ano abierto, y una sierra la cortaba hasta llegar a su vientre –cuna del imaginario hijo de Satanás–, y por fin al pecho. No se le exigía confesión: era una condena a muerte.
Cualquier tratado elemental de psicología –o cualquier humano de capacidad mental estándar– saben que aquellos monstruosos tormentos no buscaban la verdad: eran sólo venganza y alimento para el sadismo, el odio y la perversión de los jueces…, con la excusa de que lo hacían en nombre de Dios.
(Post scriptum. Entre los procesos célebres figuran el del Niño de la Guardia, judío, al que se le arrancó el corazón; el sufrido por Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana, acusado de hechicería, y absuelto; el de Fray Luis de León, procesado por su traducción del Cantar de los Cantares, y absuelto cinco años después. Al volver a su cátedra, pronunció aquellas famosas palabras: «Decíamos ayer…». Y también padecieron procesos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Por cierto, la Inquisición y sus torturas hicieron escuela. El Potro fue reemplazado por la picana eléctrica.
El Ahogado todavía se aplica en algunas cuevas de los servicios de Inteligencia. La quebradura de dedos, piernas y brazos aun funciona como castigo de las mafias italianas, y su variante con bloques de hierro en los pies de los prisioneros fue usada por los nazis en Auschwitz.
En rigor de verdad, desde siempre y hasta hoy, en cualquier comisaría de países civilizados (o no tanto), los interrogatorios son reforzados por golpes que no dejan marca –con guías telefónicas, toallas o rollos de papel–, y en los sótanos de las dictaduras aun funciona el Submarino Seco: varios intentos de asfixia envolviendo la cabeza del sospechoso con una bolsa de plástico. Y arrancar las uñas no es algo del pasado»).
La Cuna de Judas, deberia de ser aplicada en el pais, a todos aquellos ladrones que le han robado el dinero al pueblo, si devuelven lo robado que solo le metan la puntita…
Esos torturadores eran FAMILIARES DE ARENA .
vale queso con razón fué por siglos la religión más grande del mundo puta a la fuerza sí ó sí quién no y en nombre de un Dios !!! tú madre
En El Salvador el primer medio siglo de los 1900s, los católicos perseguían a los pocos protestantes que existían, les lanzaban panales con avispas o bolsas con excremento cuando oficiaban los cultos. Son inventores de la tortura eterna en infierno que nunca se apaga. Menudo trabajo tendrá jesucristo juzgando a millones de criminales religiosos.
Eehhh si son ridiculos estos troles de nayib, se ve que les mete la pera por donde les gusta pero bueno si para eso les paga para que solo anden de repetidoras sin cerebro
Me imagino que este era el libro que utilizaba la CIA de EEUU en guantanamo, y que trump dijo que mejoraria. y que el gobierno de los militares en el salvador tenian una copia, para utilizarla en contra de aquellos que ponian en peligro la clase en el poder. y no es broma es cierto en la antigua guardia nacional y Policia nacional existian estas cosas. alli le quebraron la mandibula al ex presidente Duarte.
apocalipsis 17 y 18