El Senado de Estados Unidos ya tiene la acusación contra el expresidente republicano Donald Trump, que lo llevará a afrontar un segundo proceso de ‘impeachment’ a partir del 8 de febrero. La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, acusa a Trump de «incitar a la insurrección» durante el asalto al Capitolio del 6 de enero.
La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, entregó al Senado estadounidense el cargo de “incitación a la insurrección”, el delito del que se acusa al ya expresidente Donald Trump. Así inicia el segundo juicio político contra el republicano, que podría terminar con una inhabilitación de por vida que bloquee sus futuras aspiraciones presidenciales.
Nueve demócratas de la Cámara, que actuarán como fiscales en el juicio, acompañaron al secretario de la Cámara y al sargento de armas interino durante la entrega de la acusación al Senado. Los cien senadores participarán como jurado en el proceso.
Trump afronta un segundo proceso de ‘impeachment’, algo insólito en la historia estadounidense, por supuestamente haber provocado la toma violenta del Capitolio del pasado 6 de enero, que terminó con cinco personas muertas.
La Cámara de Representates votó mayoritariamente a favor de enjuiciar al expresidente el 13 de enero, con los apoyos de todos los demócratas y diez republicanos que se sumaron a esta causa.
Sin embargo, el Senado está dividido, con 50 demócratas y 50 republicanos. Para condenar a Trump, se necesita una mayoría de dos tercios del hemiciclo, lo que se traduce en 17 republicanos que voten con la bancada demócrata.
Después del paso que dio hoy la Cámara de Representantes, el Senado iniciará el juicio político en la semana del 8 de enero, tras una pausa de dos semanas a la que se llegó tras un acuerdo entre demócratas y republicanos para que ambas partes tengan tiempo de prepararse.
Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, informó al respecto que Trump “recibiría un juicio rápido, pero justo. No tomará mucho tiempo porque tenemos muchas más cosas por hacer”, dijo Schumer a los periodistas el 24 de enero.
Polémica por la designación de Patrick Leahy como presidente del juicio
Patrick Leahy, actualmente presidente interino del Senado al ser el legislador de mayor antigüedad en la cámara, anunció que será el presidente del juicio, generando reacciones adversas en las filas republicanas.
De acuerdo con la Constitución estadounidense, corresponde al presidente del Tribunal Supremo dirigir los juicios políticos presidenciales. No obstante, “esta figura podría ser ejercida por un senador cuando el acusado no sea el presidente actual”, dijo una fuente a la agencia de noticias Reuters.
John Roberts, el jefe la Justicia en el país, presidió el juicio político celebrado en febrero de 2020. En aquel entonces, los demócratas en la Cámara Baja votaron por enjuiciar a Trump bajo cargos de abuso de poder y obstrucción del Congreso en una investigación.
Para algunos republicanos, la presencia de Leahy como juez podría presentar un conflicto de intereses, ya que éste votó a favor de la destitución de Trump durante el anterior ‘impeachment’.
“Sin precedente, nunca ha sucedido en toda la historia de Estados Unidos. Entonces, no hay una regla del Senado, o una disposición constitucional que lo autorice. ¿Cómo preside un senador como juez, que también actúa como jurado?”, dijo el senador republicano John Cornyn.
Cómo afrontan los republicanos este segundo ‘impeachment’ contra Trump
Este segundo juicio político se presenta en condiciones distintas al que se desarrolló entre 2019 y 2020. Esta vez, los republicanos han perdido la mayoría en el Senado, ya que la vicepresidenta Kamala Harris, demócrata que ostenta además el cargo de presidenta del Senado, convierte en azul la mayoría del hemiciclo.
Sin embargo, para condenar a Trump se necesitan 67 votos de los 100 que hay en el Senado, por lo que algunos republicanos deberían votar contra quien fue el líder de su partido.
El juicio ha generado divisiones internas en el seno del partido rojo. Para algunos, como es el caso de Marco Rubio, el proceso “es estúpido y contraproducente” mientras que otros, como el caso de Mitch McConnell, han culpado directamente a Trump de lo ocurrido en el Capitolio.
Normalmente, un juicio político que encuentre culpable al acusado terminaría con la destitución del presidente. Al no ocupar el cargo desde el 20 de enero, Trump podría perder algunos beneficios como expresidente y, si el Senado lo decide, podría quedar inhabilitado para ejercer cargos públicos.