El expresidente Jair Bolsonaro fue remitido a prisión preventiva este fin de semana después de que las autoridades brasileñas determinaran que existía un riesgo “concreto” de fuga y una “amenaza al orden público”.
La medida se impuso pese a que aún no inicia el cumplimiento de su sentencia por participar en un intento de golpe de Estado.
De acuerdo con el informe judicial, Bolsonaro intentó quitarse el dispositivo de localización que portaba como parte de sus medidas cautelares.
Tras ser descubierto, atribuyó el hecho a los efectos de unos fármacos que, según dijo, habrían alterado su conducta.
Las autoridades consideraron que la manipulación del monitor evidenciaba una intención de evadir la justicia, lo que motivó su traslado inmediato a prisión preventiva mientras continúa el proceso en su contra.













