Apenas minutos después de asumir como el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro pronunció un contundente discurso ante el Parlamento brasileño, en el que prometió liberar al país de los males que a sus ojos lo sumieron en «la mayor crisis ética y moral de su historia».
«Convoco a cada uno de los congresistas a ayudarme en la misión de restaurar y volver a erguir a nuestra patria, liberándola definitivamente del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica», proclamó el ex militar, de 63 años, convertido en el 38º presidente de la mayor potencia latinoamericana.
En otro de los pasajes de su discurso, el presidente expresó: «Vamos a unir al pueblo, a valorar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores».
«Brasil volverá a ser un país libre de amarras ideológicas», añadió.
Estas declaraciones llegan en momentos en el que en todo el mundo las mujeres ganaron un protagonismo inédito en la lucha por sus derechos, las denuncias por abusos sexuales y la igualdad salarial y de oportunidades. En Brasil, fueron también las mujeres quienes, durante la campaña electoral, protagonizaron las mayores manifestaciones contra Bolsonaro bajo el lema #EleNao.
El nuevo mandatario, polémico por sus declaraciones de corte racista, machista y homófobo, dijo también que impulsará el desarrollo de «buenas escuelas» para preparar a las nuevas generaciones para «el mercado laboral y no para la militancia política».
Igualmente, prometió que durante su mandato atenderá a los brasileños que «desean conquistar por mérito buenos empleos y sustentar sus familias» y «exigen» salud, infraestructuras y «respeto de los derechos fundamentales».
«Orden y progreso (…) ninguna sociedad se desarrolla sin respetar esos preceptos», expresó Bolsonaro, en alusión al lema que reza en la bandera de Brasil.
También afirmó que honrarán en su Gobierno a «aquellos que sacrifican sus vidas en nombre de la seguridad», en referencia a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. «Ellos se lo merecen y deben ser respetados», añadió.
Por último y antes de dirigirse al Palacio del Planalto, el mandatario cerró con su ya conocida frase: «Brasil encima de todo y Dios encima de todos».
A la ceremonia, celebrada en el hemiciclo del Senado, asistieron los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Chile, Sebastián Piñera; Honduras, Juan Orlando Hernández; Paraguay, Mario Abdo Benítez, y Uruguay, Tabaré Vázquez.
Asimismo, estuvieron presentes los primeros ministros de Israel, Benjamín Netanyahu; Hungría, Viktor Orbán; y Marruecos, Saadedine Othmani; así como los presidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza; y Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca, entre otras autoridades.
Un milico ignorante à la Pinochet-Videla pondrá a Brasil al nivel de Guatemala en los tiempos de Rios Montt, o de PCN y PDC en El Salvador. Triste destino para los brasileños que eligieron a su propio sicario y verdugo solo visto en la Argentina de «cambiemos…a los 90 del siglo pasado de Macri y al Chile del Pinocho, Vamos para atrás no?
Los periodos de las ultra derecha son esfimeros, uno y no mas, porque casi siempre favorecen a los mas ricos y sumen en la pobreza a los mas pobres, a un pais que sufre no le pueden quitar sus ancias de tener una vida mejor, pero eso no lo puede lograr con gobiernos de derecha. Bolsonaro al terminar sera mas odiado que nunca y sus esfduersos cualquiera que le siga los puede transformar asi que su discurso es euforico pasajero, si quiere que el pueblo lo aclame despues de su periodo tendra que congraciarse con todos, no solo con algunos.
El princeso de reino teclense solo suspiro y suspiro
«Jairo-jairo»