Investigadores de dos universidades señalan que hay niveles elevados de químicos peligrosos en la población de East Palestine, Ohio, aunque señalaron que no hay grandes puntos de concentración.
Los datos, tomados por científicos de las universidades Carnegie Mellon y Texas A&M, señalan que existen cantidades preocupantes de acroleína en el aire circundante al epicentro del accidente.
La acroleína es un líquido de color amarillento con olor a dulce quemado, fácilmente inflamable, que puede encontrarse en el agua y el suelo, según el Centro de Control de Desastres de Estados Unidos.
A mayor exposición a la acroleína, los efectos son más graves e irreversibles. Una exposición rápida puede provocar lagrimeo y dolor en nariz y garganta, pero un periodo más largo podría afectar los pulmones de manera fatal.
Otros ocho compuestos químicos encontrados por el análisis de los investigadores: benceno, cloruro de vinilo, butadina, naftalina, tricloroetileno, tricloroetano, butadieno y o-xileno, todos ellos potencialmente letales.
Las muestras fueron tomadas entre el 20 y 21 de febrero, menos de tres meses después del accidente en el que se descarrilaron algunos vagones que transportaban agente químicos empleados en la elaboración de plásticos.
En un principio, la principal preocupación de las autoridades era la exposición al cloruro de vinilo, un compuesto químico que ha sido relacionado con el desarrollo de cánceres agresivos, como el de hígado.
Recientemente, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos demandó que la empresa Norfolk Southern, propietaria del tren descarrilado, que realice investigaciones en busca de dioxinas potencialmente mortales en el área del accidente.
Hasta el momento, no hay registro de personas que hayan muerto debido a los químicos, aunque algunos de los habitantes han manifestado malestares que podrían deberse a la exposición a los compuestos.