La costa del golfo de Florida se prepara para el impacto de los vientos del huracán Milton, que perdió fuerza a primera hora del martes y pasó a ser categoría 4, aunque según los meteorólogos seguía suponiendo “una amenaza extremadamente grave para Florida”.
Casi toda la costa oeste de Florida estaba en alerta por huracán a primera hora del martes, mientras el meteoro y sus vientos de 250 kilómetros/hora (155 mph) avanzaban hacia el estado a 14 km/h (9 mph) sobre las cálidas aguas del golfo de México. El huracán más potente registrado nunca en el Atlántico es Allen, que en 1980 alcanzó los 306 km/h (190 mph) a su paso por el Caribe y el golfo, antes de golpear Texas y México.
El meteoro se había intensificado rápidamente el lunes, convirtiéndose en un huracán de categoría 5 a medio día con vientos máximos sostenidos de 285 km/hora (180 mph). El impacto de los vientos y la marejada ciclónica prevista podrían causar más devastación en zonas que aún se recuperan de los daños causados por Helene hace 12 días y del caos sembrado por Ian hace dos años.
Su vórtice podría tocar tierra el miércoles en la zona de Tampa Bay, que no recibe el impacto directo de un huracán de gran potencia desde hace más de un siglo.
Los científicos esperan que el sistema se debilite ligeramente antes de su llegada, aunque podría mantener la categoría de huracán mientras avanza por el centro de Florida hacia el océano Atlántico. Según la previsión, esquivaría otros estados azotados por Helene, que causó al menos 230 muertes en su camino desde Florida hasta los Apalaches.
La última vez que Tampa Bay recibió el impacto directo de un meteoro de este calibre fue en 1921, y las autoridades temen que la suerte de la región y de sus 3,3 millones de habitantes esté a punto de acabarse. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó una declaración de emergencia para Florida y Kathy Castor, diputada en la Cámara de Representantes, dijo que se movilizó a 7.000 trabajadores federales para ayudar en uno de los dispositivos más grandes de la historia.
“Esto de Milton es en serio”, afirmó la alcaldesa de Tampa, Jane Castor, en una conferencia de prensa el lunes. “Si te quieres enfrentar a la Madre Naturaleza, ella ganará el 100 % de las veces”.
La zona de Tampa Bay sigue recuperándose del paso de Helene y de su potente marejada: un muro de agua de hasta 2,4 metros (8 pies) de alto que se creó cuando su vórtice estaba aún a 160 kms (100 millas) de la costa. Doce personas fallecieron allí y los peores daños se registraron en la cadena de islas entre St. Petersburg y Clearwater.
La previsión indicaba que Milton podría generar una marejada ciclónica de entre 2,4 y 3,4 metros (de 8 a 12 pies), lo que llevó a emitir órdenes de evacuación para las comunidades costeras del golfo. En Florida, esto supone que quien se quede debe valerse por sí mismo y que no se espera que los rescatistas se pongan en peligro para asistirlos en el apogeo de la tormenta.
Los rezagados fueron un problema durante el paso de Helene y el de Ian, en 2022. Muchos residentes no siguieron las advertencias alegando que cuando se marcharon en tormentas previas, los avisos de grandes marejadas no llegaron a materializarse. Pero el lunes había indicios de que la gente se estaba marchando antes de la llegada de Milton.
Un flujo constante de vehículos se dirigían al norte hacia la franja noroeste de Florida, el Panhandle, por la Interstatal 75, la principal carretera del oeste de la península, mientras los residentes cumplían con las órdenes de evacuación. El tráfico se obstruyó en los carriles de la vía en dirección sur durante kilómetros, mientras otros residentes ponían rumbo hacia la relativa seguridad de Fort Lauderdale y Miami, al otro lado del estado.