Argentina tiene el partido más importante de su historia. Comparable a la final de una Copa del Mundo. Potenciado por algo fácil de comprobar aquí: los hinchas son mucho más fanáticos de Boca y de River que de la Selección. Prefieren a su equipo campeón antes que al país. Todo se multiplica por quién sería el que te gana: tu rival de toda la vida. Si uno pierde la final del Mundial no viene alguien de otro país a enrostrarte la Copa. Acá el de Boca convive con el de River en el barrio, en la escuela, en el trabajo. Por eso esta Copa Libertadores de América es incomparable.
El dramatismo es tremendo. Es muy grande lo que hay en disputa, el título top a nivel continental. Y es muy grande lo que se puede perder: el trofeo y el honor futbolero. A las 17 horas locales, se para el país. Hace tres semanas que sólo se habla de Boca y River. Hasta salen cardiólogos en TV dando tips por el riesgo que genera en los fanáticos esta final inédita. No se habla de crisis, inseguridad, disparada del dólar. Hoy Guillermo Barros Schelotto y Marcelo Gallardo, sus jugadores, son mucho más importantes que el presidente de la Nación.
Curar para siempre el descenso
Los dos técnicos saben qué se juegan. Boca y River seguirán con su historia, que es enorme. Pero hoy se modifica parte de esa historia. River quiere tapar, dejar atrás ese puñal cruel que fue descender de categoría. Muchos creen que ganarle a Boca sería cicatrizar para siempre ese dolor. Boca tiene el orgullo de no haber caído, aunque sabe que perder este mano a mano es carne de cargada de hincha para siempre.
Nunca se dio esta final, no se podía por reglamento de Copa Libertadores. Había que eliminarse en semifinales los equipos del mismo país. Ahora los dos escudos más grandes de la Argentina tienen que definir el último día. Ya hubo un partido, en la Bombonera. Allí empataron 2-2. Hoy hay que definir. Si no pueden en los 90 minutos habrá alargue. Después penales. Como para acelerar más corazones que laten al límite… Boca llenó una cancha y dejó gente afuera el jueves sólo para apoyar a los jugadores. River quiere seguir con su racha: este año le ganó una Supercopa y el partido de la liga. Aunque saben que todo quedó chiquito. El partido es esta final. Lo demás no importa. No hay más entradas y se espera otra cifra récord en rating televisivo.
El significado de una final incomparable
Si el mundo habla de este partido, hay que imaginarse lo que es acá en la Argentina cerca de los Ponzio, los Tevez, los Pity Martínez, los Wilmar Barrios. Nadie lo pasa por alto. Ni la persona menos futbolera de este país donde nacieron Maradona y Messi deja de saber qué pasa en esta final. 90 minutos para delirar una vida entera o para querer hacer un pozo y que nunca más te vea el rival que te ganó. Eso significa esta final incomparable. Bien fanática. Bien dramática. Bien argentina. Aquí el fútbol a veces es más importante que las cosas más importantes. Los hinchas de Boca y River lo saben más que nunca…
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