La Asociación Mineralógica Internacional ha incluido en su lista oficial un mineral que, hasta ahora, se creía que solo existía en otros lugares del universo, pero no en el planeta Tierra. Se trata de la carmeltazita o zafiro del Carmel.
Este nuevo cristal debe sus nombres a que fue hallado en la cordillera israelí de Monte Carmelo, y a que está compuesto de titanio (Ti), aluminio (Al) y circonio (Zr), cuyas iniciales en la tabla periódica componen la sílaba ‘taz’ en la palabra ‘carmeltazita’
Esta valiosa rareza química fue hallada en la roca volcánica que abunda en la región de Haifa por investigadores de la empresa de joyería israelí Shefa Yamin, que desde 2014 elaboran prospecciones del terreno y extraen zafiros por la zona norte del país. La compañía ya ha registrado la marca ‘Zafiros del Carmel’ para su comercialización en el futuro.
La mayor gema de carmeltazita encontrada hasta el momento es de 33,3 quilates. Su coloración se extiende a lo largo de una amplia gama de azules y presenta vetas con blancas y marrones o anaranjadas, debido a las trazas de magnesio, calcio y escandio que también contiene.
La carmeltazita se descubrió incrustada en un cristal de corindón, otro mineral compuesto principalmente de óxido de aluminio, que habitualmente se encuentra en la naturaleza en forma de rubí o zafiro.
La rareza esencial de estos exóticos zafiros del Carmel radica en su estructura cristalina, su composición y sus propiedades, que son muy similares a las del ‘allendeite’, otro mineral descubierto a partir del análisis de un meteorito que cayó en México en 1969, precisamente en el Valle de Allende, y que al impactar se deshizo en miles de fragmentos que se desperdigaron por todo el estado de Chihuahua.