Un grupo de 10 arqueólogos, antropólogos e historiadores del arte que investigaba los territorios en torno al lago de Van, en Turquía, descubrió las ruinas de una fortaleza perteneciente al reino de Urartu, localizada en la montaña Kara Dağ (Monte Negro, en español) a una altitud de 3.300 metros.
Después de escalar durante unas cuatro horas con asistencia de un alpinista, el equipo descubrió allí los restos de un antiguo camino, de un kilómetro de largo y tres metros de ancho, y un castillo del antiguo reino de Urartu, cuyo territorio actualmente es compartido por Armenia, Irán y Turquía.
El reino de Urartu, cuya capital se encontraba en la actual provincia de Van, creció en influencia desde mediados del siglo IX a. C. pero fue gradualmente declinando hasta ser conquistado por los medos a principios del siglo VI a. C.
Uno de los hallazgos interesantes que realizó el equipo, fue una cisterna de agua de unos siete metros de diámetro, tallada en la roca y luego revestida con una capa de piedras y areniscas.
«Esta es la primera vez que encontramos un castillo a esta altura», comentó el responsable de la expedición, el profesor Rafet Çavuşoğlu, a la agencia Anadolu.
«El castillo se ubica en una cima con un acantilado en los cuatro lados. Era casi imposible conquistar este lugar», sostuvo el arqueólogo.
Un poco más abajo de la ladera, los arqueólogos encontraron los restos de un asentamiento poblado por gente simple. El profesor sugirió que representantes de la clase dominante de Urartu vivían en la fortaleza, que alguna vez actuó como centro administrativo. Y en el asentamiento de abajo, habitaron aquellos que sirvieron a los gobernantes.
Se ha determinado que la construcción, posiblemente gracias a la seguridad que brindaba su ubicación, albergó a diferentes civilizaciones en la Edad de Hierro.