Puerto Príncipe, la capital de Haití, se convirtió la noche de este viernes en el escenario de un campo de batalla, con fuertes tiroteos que se intensificaron en las cercanías del Palacio Nacional, según reportes de medios locales.
Los estruendos de las balas se extendieron por una amplia área del centro de la ciudad, que abarca desde Champ de Mars hasta Nazon, Lalue, Canape-Vert y Turgeau.
La confusión reinó en la zona durante varias horas, mientras se teme que las bandas armadas tengan como objetivo asaltar el Palacio Nacional, sede del Gobierno.
El aeropuerto de la capital también sufrió daños por los disparos, como se aprecia en algunas imágenes que circularon en redes sociales que muestran grandes orificios en sus muros.
Guy Philippe, quien ayudó a liderar un golpe de Estado en Haití en 2004 y regresó a la isla caribeña el año pasado tras cumplir una condena de prisión en Estados Unidos, exigió la dimisión del primer ministro del país y dijo que quería convertirse en presidente.
En 2004, Philippe fue uno de los principales líderes del derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide. En 2006 fracasó en su intento de presentarse a las elecciones presidenciales, antes de ganar un escaño en el Senado en 2016.
Fue deportado de Estados Unidos a Haití en noviembre, tras cumplir seis años de condena por blanqueo de dinero procedente del narcotráfico.
A la pregunta de si quería ser presidente, Philippe respondió: “¡Sí! Me voy a dedicar a la política. Fui senador, he sido elegido por mi pueblo, iré de nuevo a las elecciones”.
La ola de violencia estalló este viernes después de una jornada de relativa calma en la zona metropolitana de Puerto Príncipe, donde solo se habían escuchado algunos disparos aislados por la tarde.
Meses de violencia han llevado al gobierno de Haití al borde del colapso, con bandas cada vez más poderosas que exigen la dimisión del primer ministro Ariel Henry, que permanece fuera del país, aparentemente incapaz o no dispuesto a regresar.
“Debería dimitir”, dijo Philippe, exjefe de policía de 56 años, en una entrevista con Reuters a través de Zoom desde Haití. “Creo que debería quedarse donde está ahora (…) y dejar que los haitianos decidan su destino”.
La tensión se ha incrementado exponencialmente en la capital después de que el 28 de febrero se conociera que el primer ministro haitiano, Ariel Henry, se había comprometido a celebrar elecciones antes de finales de agosto de 2025.
La violencia alcanzó su punto álgido el sábado pasado, cuando las bandas entraron en los dos principales penales en la capital, lo que permitió la huida de más de 3.000 presos.
Ariel Henry, cuya salida del poder persiguen las bandas armadas, está en Puerto Rico, después de varias jornadas en paradero desconocido.
El primer ministro, la máxima autoridad del país tras el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moise, es ahora objeto de presiones tanto internas como en el exterior para que favorezca una transición que ayude a frenar la aguda crisis y la extrema violencia en el país.
Haití está a la espera del despliegue de una misión multinacional de apoyo a la seguridad liderada por Kenia y que en octubre pasado aprobó Naciones Unidas.
El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, instó el jueves a Henry a apoyar una transición política en el país, donde el sistema sanitario está al borde del colapso, los niños no pueden ir a la escuela y miles han sido asesinados, secuestrados o expulsados de sus hogares.