El poderoso general iraní Qasem Soleimani, comandante de la fuerza de élite Quds de la Guardia Revolucionaria, ha muerto en la madrugada de este viernes en un bombardeo en el aeropuerto de la capital iraquí llevado a cabo por el Ejército estadounidense, siguiendo órdenes del presidente Donald Trump, según ha confirmado el Pentágono.
Poco antes de la confirmación, la televisión oficial iraquí había anunciado la muerte del general Soleimani, así como la de Abu Mehdi al Muhandis, el número dos de las proiraníes Fuerzas de Movilización Popular (Hashd al Shaabi), «en un bombardeo estadounidense». Otras cinco personas han muerto en el ataque, según Associated Press.
Trump se ha limitado a tuitear, minutos antes de que el Pentágono difundiera un comunicado, una bandera estadounidense sin texto alguno que la acompañe. «Iraquíes bailando en las calles por la libertad; agradecidos de que el general Soleimani ya no está más», ha publicado también en Twitter el secretario de Estado Mike Pompeo, acompañando un video en el que se ven lo que parece ser gente corriendo por una calle con banderas de Irak.
«El general Soleimani estaba desarrollando activamente planes para atacar a diplomáticos estadounidenses y militares en Irak y por toda la región», aseguró el Pentágono en el comunicado, en el que acusa al general y a sus fuerzas Quds de «la muerte de cientos de estadounidenses y miembros de la coalición» y de «herir a miles más».
Soleimani era el encargado de las operaciones fuera de Irán de los Guardianes de la Revolución y ha estado presente sobre el terreno en Siria y en Irak, supervisando a las milicias respaldadas por Teherán en ambos países árabes.
El ataque hace temer represalias de Teherán y redobla la ya alta tensión entre Irán y Estados Unidos en Irak, donde el pasado martes decenas de manifestantes proiraníes atacaron la embajada estadounidense.
La multitud rompió el muro exterior al grito de “¡Muerte a Estados Unidos!”, en respuesta a la ofensiva llevada a cabo por las fuerzas norteamericanas el pasado domingo, que dejó al menos 25 muertos en cinco bombardeos en la frontera entre Irak y Siria contra posiciones de las Brigadas de Hezbolá, en represalia por la muerte de un contratista estadounidense el pasado viernes, en otro ataque del que Washington acusa a la milicia proiraní.
Este viernes, la embajada estadounidense en Bagdad ha recomendado a sus ciudadanos «salir inmediatamente» del país. El primer ministro de Irak ha denunciado la muerte de Soleimani como una «agresión» de EE UU.
En un comunicado publicado por medios oficiales persas, la máxima autoridad de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, culpó a la «gente más cruel de la tierra» del asesinato del «honorable» comandante que «luchó valientemente durante años contra los males y los bandidos del mundo».
«Su fallecimiento no detendrá su misión, pero los criminales que han manchado sus manos con la sangre del general Soleimani y de otros mártires deben esperar una dura venganza», agregó el líder, que ha declarado tres días de luto en el país. Irán también ha convocado este viernes a un responsable de la embajada de Suiza, que representa los intereses de Estados Unidos en Teherán a falta de relaciones diplomáticas entre los dos países.
El precio del barril de Brent para entrega en marzo cotiza este viernes en el mercado de Londres a cerca de 61 euros, un 2,90% más que al cierre de la jornada anterior, ante el temor de problemas en el suministro de crudo por el ataque, según los analistas.
Soleimani, al que a menudo se compara con Karla, el soviético mentor de espías de las novelas de Le Carré, era considerado uno de los hombres más cercanos del ayatolá Ali Jamenei y el más poderoso dentro de la estructura militar iraní.
El ataque, según fuentes militares se produjo cuando abandonaban el aeropuerto a bordo de los dos coches.
Este jueves por la tarde, un día después de que se dispersaran las protestas ante la embajada en Bagdad, el secretario de Defensa, Mark Esper, advirtió de que los militares estadounidenses atacarían «preventivamente» a las fuerzas proiraníes en Irak y Siria si detectaban señales de que las milicias planeaban más ataques contra los intereses de Estados Unidos en la región. Horas antes de la acción que mató a Soleimani, se produjo otro ataque con tres misiles en el mismo aeropuerto que no causó muertos ni heridos