La directora de los servicios secretos españoles, Paz Esteban, cuestionada tras conocerse el espionaje a los teléfonos del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y numerosos independentistas catalanes, fue destituida este martes, anunció el Ejecutivo. Esta misma jornada se confirmó que el celular del ministro de Interior también estaba infectado con el programa israelí Pegasus.
«El gobierno ha acordado hoy el cambio en la dirección del CNI» (Centro Nacional de Inteligencia), anunció la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la conferencia de prensa posterior al consejo de ministros, admitiendo que «hay deficiencias, hay fallos». El móvil de Robles también había sido intervenido con el software, que permite acceder a toda la información de los aparatos, incluidas sus cámaras y micrófonos.
En reemplazo de Paz Esteban fue nombrada la actual secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro. Robles confirmó a la nueva directora del CNI tras el Consejo de Ministros. Casteleiro, al igual que Esteban, ingresó en los servicios secretos en 1983 y ocupó el cargo de secretaria general del Centro Nacional de Inteligencia entre 2004 y 2008.
Independentistas y Marruecos
El «caso Pegasus” -por el que el independentismo catalán, clave para la estabilidad parlamentaria del gobierno del socialista Pedro Sánchez, había exigido cabezas- se cobra así su primera gran víctima. Esteban había comparecido el jueves ante una comisión parlamentaria para dar explicaciones, pero éstas no convencieron a los aliados parlamentarios del gobierno, la extrema izquierda y los independentistas catalanes y vascos.
Según trascendió de aquella comparecencia, Esteban admitió que 18 dirigentes independentistas -entre ellos el presidente regional catalán Pere Aragonés cuando era vicepresidente- fueron espiados, pero con mandato judicial. El escándalo estalló el 18 de abril, cuando la organización canadiense Citizen Lab identificó a más de 60 personas de la órbita separatista catalana cuyos teléfonos móviles habrían sido infectados entre 2017 y 2020 con Pegasus.
El gobierno asegura que el pirateo de los teléfonos de Sánchez y de la ministra de Defensa y el del titular de Interior fue producto de un «ataque externo», sin más, aunque la prensa española especula con que Marruecos, con quien Madrid acaba de cerrar una crisis diplomática de casi un año, podría estar detrás.