La revelación de un escándalo de ciberacoso contra mujeres en el que están implicados conocidos periodistas y profesionales de la comunicación está causando revuelo en Francia.
Este martes surgían nuevos testimonios después de que se revelara la existencia de un grupo bautizado Ligue du LOL («la Liga del LOL», un acrónimo inglés usado como carcajada), compuesto en su mayoría de hombres de treinta y tantos años de edad, que ridiculizaron a sus colegas mujeres durante años.
«Soy quizás una de las numerosas víctimas de la Liga del LOL que comienzan a hablar», escribió el martes en el portal Slate la periodista Léa Lejeune, que afirma haber sido víctima entre 2011 y 2013 de acoso de miembros de este grupo cerrado de Facebook.
La «Liga» nació hace diez años como un grupo privado donde influyentes tuiteros se intercambiaban bromas. Algunos de esos jóvenes de entonces ocupan ahora puestos destacados en medios franceses, y la misma vía que ellos utilizaban se ha vuelto en su contra, al ser delatados de manera progresiva por las afectadas, en gran parte compañeras de profesión.
Las mujeres consideradas feministas eran los objetivos favoritos del grupo. La polémica ya provocó varias suspensiones de empleo, entre ellas la Alexandre Hervaud (quien había intentado defender al grupo) y la del creador de la Liga, Vincent Glad, ambos trabajadores del diario izquierdista Libération.
También fue despedido el editor de la revista cultural Les Inrocks, David Doucet; Stephen des Aulnois, fundador y editor de Perfect Tag, publicación digital sobre la cultura pornográfica; Guilhem Malissen, colaborador del sitio Nouvelles Ecoute; Guillaume Ledit, periodista de Usbek & Rica.
«A menudo eran bromas en 140 caracteres, comentarios ofensivos, otros sobre mi sexualidad o comentarios publicados en el blog feminista que tenía en ese entonces», cuenta Lejeune, periodista del semanario francés económico Challenges.
Como ella, varias víctimas han comenzado a alzar la voz. La ex periodista Capucine Piot, que se retiró de Twitter tras el acoso sufrido, contó que fue víctima de montajes fotográficos o videos de «burlas» y de críticas recurrentes sobre su apariencia física «durante años».
«Llegué a un punto en el que me odiaba. Tuve ideas oscuras. A fuerza de leer cosas horribles sobre mi en las redes sociales, pensaba que no valía nada», relató Piot.
Una de ellas, la divulgadora científica Florence Porcel, cuenta que se sentía «constantemente vigilada» y que ha organizado su vida desde entonces a partir de ese «trauma».
Glad precisó que el grupo dejó de estar activo hace años y que ha sido suprimido «recientemente». Eso no ha evitado que, en una sociedad más consciente con el feminismo y menos tolerante con el acoso, se haya visto en el foco en cuanto se desveló su existencia de forma paulatina.
«El objetivo de ese grupo no era acosar a mujeres, solo divertirse. Pero rápidamente nuestra manera de divertirnos se volvió muy problemática y no nos dimos cuenta», se excusó Glad en Twitter. Su grupo no tenía filtro. «Hoy me horroriza ver circular uno de mis tuits de 2013 donde bromeaba sobre la cultura de la violación», declaró en su mensaje de contrición.
El caso, apodado el ‘#MeToo de la prensa francesa», ha causado indignación entre la clase política francesa.
El secretario de Estado de Economía Digital, Mounir Mahjoubi, ha criticado a esos «tipos que se creyeron los reyes de internet» y ha animado a las víctimas a hablar «porque su testimonio permitirá que madure el internet actual». Su homóloga de Igualdad, Marlène Schiappa, adelantó que abordará con el Ministerio de Justicia la posibilidad de ampliar la prescripción de los delitos de ciberacoso, que actualmente es de seis años y son castigados con entre uno y tres años de cárcel y hasta 45.000 euros de multa.