Un jubilado acusado de haber drogado a su esposa durante unos diez años para entregarla a desconocidos, que la violaban en su domicilio del sur de Francia, será juzgado a partir del lunes, en un caso que involucra a otros 50 acusados.
Las audiencias de este proceso, emblemático de abusos por sumisión química, se llevarán a cabo durante cuatro meses ante una corte criminal compuesta por magistrados profesionales en Aviñón.
Los 51 acusados, todos hombres de 21 a 68 años en el momento en que se descubrieron los hechos, comparecerán hasta el 20 de diciembre, 18 de ellos en el cubículo reservado a los detenidos.
En la lista figuran personas de todo tipo de oficios y condiciones: bombero, comerciante, enfermero, expolicía, electricista, empresario, periodista…, solteros, casados o divorciados. Ninguno sufre de alguna patología psíquica notable, pero todos, según los expertos forenses, tienen un sentimiento de omnipotencia sobre el cuerpo femenino.
Algunos abusaron solo una vez
La mayoría fue solo una vez al domicilio del principal acusado, en la localidad de Mazan. Diez fueron en varias ocasiones, hasta seis noches en algunos casos. Muchos alegan que creían estar participando en las fantasías de una pareja libertina.
Pero según el esposo y principal acusado, de 71 años en la actualidad, todos sabían que su esposa estaba drogada sin consentimiento. Para la instrucción, cada individuo disponía de su libre arbitrio y hubiera podido partir al percatarse de la situación.
La víctima tuvo conocimiento de los hechos a los 68 años, tras casi 50 años de vida común, en 2020, después de que su marido fuera sorprendido en un centro comercial filmando bajo las faldas de tres clientas. Al revisar su computadora, los investigadores hallaron miles de fotos y videos de ella, visiblemente inconsciente, a veces en posición fetal, violada por decenas de desconocidos. Los policías también hallaron conversaciones donde invitaba a sus interlocutores a abusar de su mujer.
Para la mujer, el proceso se anuncia como algo terrible, dice Antoine Camus, uno de sus abogados, que defiende también a sus tres hijos y cinco nietos. Ella vivirá por primera vez, en diferido, las violaciones que sufrió durante diez años, pues no tiene ningún recuerdo, dijo.