El Sevilla sigue lanzado a por su sexta Europa League y lo demostró dejando en la cuneta en semifinales a un equipazo, un Manchester United que se adelantó en el marcador y que se topó luego con la figura de Bono, el meta que paró un penalti en cuartos ante el Wolverhampton y que, si bien no pudo detener el que lanzó Bruno Fernandes al inicio del encuentro, contribuyó con varias intervenciones a que su equipo esté en otra final. Los goles de Suso y De Jong hacen posible que el primer proyecto de Monchi desde su vuelta temnga la posibilidad, sí, otra vez, de tocar plata.
Lopetegui repitió el mismo once que le dio la gloria ante la Roma y el Wolverhampton, con En-Nesyri como punta de lanza y su habitual bloque, mientras que Solskjaer introdujo algunas novedades, como el español David de Gea en la portería o la presencia de Lindelof en la zaga en detrimento de Bailly.
Y el Sevilla se encontró rápidamente con una realidad: enfrente había un equipazo, nada que ver con lo que se había enfrentado anteriormente y con un ataque fortísimo.
El físico de los ingleses y su calidad técnica en posiciones adalentadas pronto se dio a valer. Los red devils se hicieron con facilidad con el centro del campo gracias a la fortaleza de Fred y Pogba y con la velocidad de Greenwood y Rashford en las bandas se plantaban muy pronto en la corona del área nervionense, donde habitualmente los de Lopetegui no están tan acostumbrados a defender. Así, una maniobra magistral de Martial se convirtió en un disparo a bocajarro de Rashford que detuvo Bono, pero la entrada a ras de suelo de Diego Carlos, que llegó tarde al intentar inpedir el disparo, fue señalada por el alemán Brych como penalti, en cuyo lanzamiento no perdonaría Bruno Fernandes. Habían pasado sólo 7 minutos y el Sevilla iba por detrás en el marcador, aunque no quiso dejarse domeñar y trató de mirar hacia la portería de De Gea.
No obstante, el Manchester seguía apretando y una pérdida de Jordán acabó en un disparo escorado de Fred. Estaba claro que el pasillo central era de los ingleses, así que los de Lopetegui se emplearon a fondo en las bandas, donde empezaron a llegar con más asiduidad. Una tarjeta amarilla del impulsivo Williams le dio a la banda de Jesús Navas y Suso un resquicio por donde entrar, al igual que Reguilón y Ocampos lo intentaban por el otro costado. El argentino ensayó en el primer disparo de los blancos con un zurdazo que repelió De Gea a los 16 minutos, y sería diez minutos después cuando Suso haría el empate en una jugada entre Ocampos y Reguilón que el gaditano remetaría entrando desde el lado opuesto.
Las espadas estaban otra vez en alto entre dos equipos que no rehúyen la pelea. El Manchester lo intentaría antes del descanso en una acción de Martial y una falta lejana lanzada por Rashford.
Y en la reanudación surgió un héroe en la figura de Bono. La salida den tromba del Manchester se topó con el meta marroquí, que abortó hasta tres mano a mano claros con Martial y Rahsford en los momentos más duros para el equipo de Lopetegui, que se llegó a ver embotellado durante 15 minutos. Pero pasados éstos, el Sevilla empezó a respirar, a tener el balón y atacar con criterio el punto débil de su rival, las bandas. Ya Lopetegui había sacado a De Jong y por ahí Jesús Navas conectó con el holandés, que marcó a placer el 2-1. Y hasta Gudelj se unió a la fiesta unos minutos tras superar el coronavirus.
El Sevilla lo había vuelto a hacer. Ya está en la sexta final de su torneo. Ahora, a esperar al Inter o al Shakhtar Donetsk.