El presidente Joe Biden, se dirigió el lunes a la nación, después de que Estados Unidos superara la «marca realmente descorazonadora» de los 500.000 muertos por el nuevo coronavirus, e instó al país a «recordar» para así poder sanar.
“Hoy hemos batido una marca realmente descorazonadora: 500.071 muertes», comenzó diciendo Biden durante un sobrio acto en la Casa Blanca.
Según el Centro de Recursos para el Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos registra hasta la fecha 500.071 muertes y 28.174.133 infecciones de coronavirus, la mayor cifra en ambos rubros en el mundo.
El mandatario lamentó que la pandemia «ha cobrado ya demasiadas vidas» y sostuvo que, cómo nación, «no debemos y no podemos permitir que esto continúe”.
Biden instó a la población a «actuar» y le pidió «que permanezca alerta» y respete las medidas de prevención habituales: mantener las distancias, usar mascarilla y ponerse la vacuna «cuando llegue el turno».
Las autoridades sanitarias estadounidenses temen que, una vez iniciada la campaña de vacunación, muchos ciudadanos se relajen, lo que podría dar lugar a una nueva ola de contagios.
Sin embargo, el mensaje del presidente este lunes, no estuvo centrado en cómo luchar en un futuro, sino en cómo superar un pasado que ha dejado miles de asientos vacíos por todo el país.
“Hoy pido a todos los estadounidenses que recuerden, que recuerden a aquellos que perdimos y a aquellos que se quedaron atrás», exhortó. «Así es como se sana, recordando».
El presidente, que ha sufrido diversas tragedias familiares, la última en 2015, cuando falleció su hijo Beau Biden víctima de una tumor cerebral, afirmó que los seres queridos «nunca desaparecen por completo, siempre serán parte de vuestro corazón».
“Llegará el día en que antes les venga una sonrisa a los labios, que una lágrima a los ojos. Créanme, lo sé bien», concluyó.
Tras la alocución, Biden, acompañado por la vicepresidenta Kamala Harris, guardó un minuto de silencio desde la balaustrada de la Casa Blanca. Durante los próximos cinco días, la bandera estadounidense ondeará a media asta en todos los edificios federales del país en honor a los caídos.